Page 75 - Memoria del Congreso Hacia un objetivo cultural en la Agenda de Desarrollo Sostenible
P. 75

Conferencias Magistrales



          incide en los objetivos 4, 8, 11 y 12, lo cual es un logro significativo, pero aún
          hay más por hacer. Con la inclusión del objetivo 18, se reconocería la cultu-
          ra como una herramienta indispensable y vital para el desarrollo social e in-
          dividual. A pesar de esto, la falta de reconocimiento persiste. En México, la
          cultura representa el 7.04% del Producto Interno Bruto, es decir, pertenece
          a la economía creativa. Este sector genera al menos dos millones de em-
          pleos, pero sigue siendo invisible para la formulación de políticas públicas.
          Ante esta situación, surge la pregunta: ¿por qué, a pesar de la importancia
          de la cultura, los gobiernos no le prestan la atención que merece? Los be-
          neficios son claros: la cultura puede transformar la percepción y sensibili-
          dad del individuo sobre sí mismo y su entorno, fomentando la reflexión, la
          creación de una opinión propia y el pensamiento crítico. No obstante, los
          gobiernos y la ONU no han considerado la cultura como parte del desarro-
          llo sostenible, y si ha habido avances, estos se deben a la presión constante
          del sector cultural, que ha demostrado que la cultura es también una fuer-
          za política y económica.

             Remontándonos a la Escuela de Fráncfort, el desarrollo de la sensibili-
          dad es una parte esencial del individuo. En México, este aspecto se toma
          en cuenta en la educación preescolar y primaria, donde las asignaturas
          culturales son fundamentales para desarrollar la sensibilidad del estudian-
          te. Sin embargo, en secundaria y preparatoria, la Secretaría de Educación
          Pública ha decidido hacer de estas asignaturas algo optativo, lo que refleja
          una menor preocupación por el desarrollo de la sensibilidad en la forma-
          ción académica. Esto conduce a una educación tecnócrata, que deja de
          lado la creatividad y se enfoca en la formación de mano de obra.

             En la educación superior, es difícil encontrar asignaturas que aborden
          temas culturales, a excepción de algunas carreras humanistas o de cien-
          cias sociales. En otras áreas del conocimiento, la cultura no es una priori-
          dad; formar ingenieros o médicos con una visión humanista no es parte de
          la agenda educativa. Esta concepción tecnócrata prevalece, y la cultura se
          percibe como algo ornamental, reservado para unos pocos.
             Mi labor es seguir luchando para que la cultura sea reconocida como
          un elemento insustituible y vital para el desarrollo de la sociedad. Es un
          trabajo incansable, y nuestro objetivo es que el objetivo 18 se convierta en
          una realidad. En 2017, se creó la Ley General de Cultura y Derechos Cultu-
          rales, un paso importante para que la cultura sea considerada un derecho
          humano. Tenemos una gran tarea hacia el futuro; quienes asesoramos en


                                              75
   70   71   72   73   74   75   76   77   78   79   80