Page 155 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Geografía Sorda
cación es insatisfecha». En contraste, la «cultura oyente» se constituye por un «grupo
normal (global)», hay una identidad oyente y una «educación (regular)». Finalmente,
la comunicación es compleja y se concreta de forma auditiva, escrita y visual.
Luego de esa primera referencia a la «cultura sorda» y «oyente», identifiqué
que eran términos de uso relativamente regular entre diferentes miembros de la
comunidad sorda. Tiempo después, en marzo de 2019, junto con algunas integran-
tes de IncluSor fui a la ciudad de Querétaro (ubicada a 200 kilómetros de la Ciudad
de México) para ser parte de un concierto musical denominado Cross & Beat orga-
nizado por una asociación civil local llamada Latido Sordo. El evento prometía ser
el primer «festival de encuentro entre oyentes y sordos» por medio de actividades
recreativas y música transmitida a través de otras formas sensoriales que no se re-
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ducían a la sonoridad.
Cuando la gente que organizó el evento subió al escenario principal para ex-
plicar el contexto en el que se realizó, hubo una referencia al encuentro de ambas
culturas en el concierto. Aun cuando ya conocía esta dualidad, en ese momento me pa-
reció extraño que se hablara de una «cultura oyente». Mucho tiempo antes de iniciar
la etnografía sabía que existía una cultura sorda y que su dificultad de reconocimiento
social se vincula con el reiterado reducto del ser sordo a una cuestión orgánico-sen-
sorial y médica. Conocer a dicha cultura era uno de los alicientes de la investigación,
pero no me era familiar hablar de una cultura oyente a la que pertenezco desde el
punto de vista sordo. Esta experiencia despertó una variedad de cuestionamientos.
En principio, además de que la mayoría de los oyentes desconocemos o no
reconocemos la existencia de una cultura Sorda, considero que tampoco solemos
ubicarnos como parte de una cultura oyente. Al presuponer que en su gran mayoría
la humanidad participa del mundo audible, no tiene mucho caso definirse y diferen-
ciarse en función de una cualidad sensorial común y extendida entre las personas.
Somos conscientes de que el mundo es sonoro y que lo percibimos, pero al consti-
tuir un rasgo humano tan «normal», no suele encumbrarse a nivel de una cultura.
Si la noción de una cultura oyente y otra sorda se producen desde la condi-
ción de «sordedad» (que es diferente a la de sordera), esto significa que hay un pro-
62 El antecedente de este evento sucedió en noviembre de 2018 cuando en un conocido festival de música en la Ciudad de
México la asociación civil Silencio colaboró con la organización para contar con chalecos vibradores destinados al público
sordo. La intención era transmitir la música a través de la sensación vibratoria.
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