Page 288 - Memoria del Congreso Hacia un objetivo cultural en la Agenda de Desarrollo Sostenible
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Lic. Fabián Valdivia Pérez
tros culturales, donde, se supone, deben contar con estas condiciones para
garantizar el acceso universal.
Al presentar este proyecto al Ayuntamiento de Puebla desde la perspecti-
va del derecho a la cultura, que implica garantizar el acceso a los bienes y ser-
vicios culturales para ese 41% de la población que necesita estas condiciones
de accesibilidad, recibimos una respuesta negativa. Resultó que no podía-
mos abordarlo desde el perfil cultural, y se tuvo que presentar como un tema
turístico. Desde esta perspectiva, se garantizaba el tránsito de las personas y
el movimiento, así como la población beneficiada. Desde el punto de vista tu-
rístico sí era viable; los turistas contaban con acceso, pero no desde el punto
de vista del derecho que deben gozar los habitantes de Puebla para disfrutar
de los bienes y servicios culturales. Cuando ocurrió esto, mi equipo y yo nos
quedamos sorprendidos; incluso, se ha eliminado el término “humanos” de
la carta de derechos culturales. Es importante reflexionar y criticar esto, ya
que, si algún día nos encontramos con una lesión que nos impida acceder a
un espacio para actividades artísticas o recreativas, nos daríamos cuenta de
lo importante que es contar con estos mecanismos de accesibilidad.
Regresando al proyecto, cuando se logró implementarlo, pudimos obser-
var la colocación de rampas en la Catedral y la Capilla del Rosario, así como
en diversos museos y el Palacio Municipal. Los cruceros del Boulevard 5 de
Mayo, en las calles 2, 4, 6, 8 y 10, se ajustaron a las normas oficiales mexicanas
y se realizaron evaluaciones por parte del INAH, ya que implicaban elemen-
tos que podían modificar espacios patrimoniales con todas las condiciones
de conservación. Cabe mencionar que el proyecto no fue bien recibido; se
cuestionó la necesidad de las rampas. Otro ejemplo es el de los programas
penitenciarios que se están llevando a cabo desde el IMACP, que incluyen
talleres culturales en los centros de rehabilitación. Entre ellos, dimos un ta-
ller de autobiografía y otro para la formación de un coro en conjunto con la
UDLAP. Sin embargo, hemos recibido críticas, ya que algunos cuestionan por
qué impartir talleres culturales y artísticos a personas en centros de rehabili-
tación, argumentando que ya han cometido un error y no merecen disfrutar
de su derecho a la cultura.
Lo que no saben es que los beneficiarios de estos proyectos, en el sentido
más amplio, nos han solicitado que continuemos con estas actividades. Si
comparamos las peticiones de los usuarios, comúnmente la gente percibe
como algo positivo e interesante los proyectos culturales. Sin embargo, quie-
nes nos piden con mayor insistencia que no dejemos de realizarlos son las
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