Page 444 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
oyente) y otra endógena (al interior de la comunidad). En las tres dimensiones, par-
ticipan sordos y oyentes ocupando distintas posiciones.
Una primera dimensión de carácter exógeno refiere a los conflictos que los
sordos en general, y de manera personal, enfrentan con los oyentes en el terreno
de la vida cotidiana, comenzando por el ámbito doméstico y extendiéndose a otras
instituciones públicas o privadas, en donde la lengua de señas tiende a confrontarse
con la imposición de la lengua oral. La otra dimensión del conflicto exógeno, con la
sociedad oyente, se sitúa a nivel estructural y refiere las luchas que determinados
actores de la comunidad sorda sostienen frente a las instituciones del Estado. En ese
marco salen a la luz cuestionamientos sobre las políticas de rehabilitación centradas
en el oír y en el habla. También la colocación de demandas relativas al reconoci-
miento de la LSM, la interpretación de señas en espacios públicos y la educación en
este idioma. En general, el grueso de las investigaciones, incluida la presente con los
capítulos anteriores, se centran en una o las dos dimensiones descritas.
Finalmente, la tercera dimensión, pero de carácter endógeno, alude al conjunto de
tensiones que se sitúan en el marco de las relaciones entre los actores que propiamente
conforman a la comunidad sorda, eventualmente incluyendo a oyentes bajo los roles de:
familiares, educadores, religiosos, intérpretes de señas, médicos e incluso académicos.
Al priorizar en este capítulo y en el ulterior una perspectiva dinámica rela-
cionada con la ocupación de distintas posiciones sociales y su vínculo con algunas
disyuntivas de orden comunitario, se procura abrevar de la teoría de los campos
propuesta por Bourdieu. Para dicho autor, la sociedad puede entenderse a partir
de la formación de campos sociales relativamente autónomos. A modo de analogía,
otros autores los podrían denominar «mundos» Becker (2008) o «sistemas socia-
les» Luhmann (1998) y corresponden a ámbitos más o menos inteligibles como la
ciencia, las artes, la política, la economía, la religión y así sucesivamente.
Sin embargo, a diferencia de dichos autores, Bourdieu pondrá el acento so-
bre las relaciones de poder y los «bienes» a disputar que articulan la existencia de
los campos sociales. Además, no todos los campos son reconocibles a primera vis-
ta. Corresponde a quien investiga vislumbrar su existencia. Para efectuar esta tarea
intelectual fincada un trabajo de investigación empírica, es preciso considerar que
un campo se constituye en tanto que existe un conjunto de actores individuales y
colectivos ocupando posiciones jerárquicas o desiguales y orientados al menos por
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