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¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo




                 Ahora bien, es preciso señalar que todas las cualidades convertidas en ca-
          pitales, aparentemente individuales y exclusivamente naturales (en concreto la au-
          dición y la visión), poseen un sustrato social. Con relación a la audición, en el caso
          de las personas sordas no sólo el origen de la pérdida tiene un alto componente so-
          cial (virus transmitidos, suministro de medicamentos ototóxicos o accidentes) sino
          también por lo que se puede hacer con esta; por ejemplo, ante su ausencia acercarse
          al aprendizaje de las señas o adiestrar los denominados «restos auditivos» cuando
          los hay, para potenciarlos mediante algún apoyo tecnológico y así instruir el habla
          oral. Es decir, aquello natural se convierte en objeto y resultado de un entrenamien-
          to social. Con la visión pasa algo similar, pues si bien la falta de audición pudiese
          repercutir en la relevancia del canal visual, esta se desarrolla a través de la práctica
          y encuentro cotidiano con el mundo físico y social.

                 En otra dimensión de la diversidad, como se habrá apreciado en los pasa-
          jes citados, algunos de mis interlocutores remarcaron algunas características de las
          personas sordas claramente más sociales como lo es el origen y tipo de familia, el ni-
          vel socioeconómico, la escolaridad o la manera y profundidad de la inmersión en la
          comunidad sorda. Alguien habrá ido todavía más lejos, como Ángela (ver epígrafe de
          este capítulo), para plantear que las personas sordas detentan cualidades «indivi-
          duales», pero al mismo tiempo rasgos sociales más evidentes. En suma, al combinar
          todo este tipo de atributos, tanto «individuales» como sociales, lo que se obtiene es
          una extensa, pero no infinita, gama de posibles combinaciones.

                 Ante dicho panorama, el esfuerzo de naturaleza sociológica consiste, pri-
          mero, en poner de relieve el fundamento social de las cualidades aparentemente
          individuales (luego transformados en capitales comunicacionales con su puesta en
          marcha) y, en segundo lugar, examinar su vínculo con los atributos que visiblemente
          son más sociales. Esta tarea es de suma importancia porque, por ejemplo, las posi-
          ciones sociales relacionadas con el tipo de familia (muy importante en este caso),
          la posibilidad de acceso a bienes suministrados por el Estado o la condición econó-
          mica, habilitan o debilitan el desarrollo de dichos capitales comunicacionales. En
          última instancia, ambos tipos de atributos, «individuales» y sociales, se relacionan
          vigorosamente para definir quién es el sujeto sordo y qué lugar o papel desempeña
          en la comunidad.


                 Ahora bien, vale la pena recordar que los atributos comunicacionales con-
          vertidos en capitales se han diversificado en el transcurso de la historia (ver ca-



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