Page 450 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
pítulo I, II). A la logopedia y la oralización, el hincapié en la lectura labiofacial, el
desarrollo de las señas y la inculcación de la lectura y escritura de idiomas orales y
escritos, sobrevino paralelamente el desarrollo de aparatos para mejor la audición:
primero mecánicos y acústicos, luego también electrónicos y ahora digitales. En la
«carrera del progreso auditivo» lo más reciente ha sido el implante coclear. El desa-
rrollo y coexistencia en el tiempo presente es lo que ha permitido múltiples formas
de adquisición y combinación por parte de una misma persona. En este sentido, los
capitales comunicacionales propios de la cultura oyente (promoción y potenciación
de la audición, oralización, lectura labio-facial y lectoescritura) se tensionan desde,
y en, un mismo sujeto con la preeminencia de lo visual y la lengua de señas, enten-
dida como el capital comunicativo cardinal para la comunidad sorda.
Durante los capítulos pasados, los capitales comunicacionales relativos a la
cultura oyente se han presentado de varias formas: 1) como técnicas desarrolladas
a lo largo de la historia e inculcadas bajo relaciones asimétricas; 2) resultado de una
actividad institucionalizada vigente pública y privada, también instruida por medio
de relaciones de poder; 3) como parte de las trayectorias de vida de muchos sordos
y; 4) concebidos de distinta manera según la naturaleza de distintos grupos. Ahora,
en el presente capítulo, interesa introducir la idea de que tales atributos capitaliza-
dos constituyen objeto de discusión al interior de la comunidad cuando se trata de
definir al sujeto sordo.
En tanto que fenómenos prácticos, políticos y discursivos derivados de la
razón oyente, estos capitales propios de la cultura oyente se introducen en la co-
munidad a través de determinados agentes, incluidos sordos, generando marcos de
disputa en los que ya no es precisamente necesaria la participación directa y la con-
frontación con sus promotores «oficiales»: médicos, educadores, terapeutas o polí-
ticos. Desde luego, algunos oyentes, por ejemplo, profesores, familiares, religiosos o
intérpretes, participan de estos debates, pero sus posiciones frente a los atributos
comunicacionales de la cultura oyente no son unánimes. Existen posiciones a favor
y en contra. En lo que sigue, se analizará cómo se discute entre sordos (y algunos
oyentes) todos estos capitales comunicacionales frente a la lengua de señas como
parte importante de los elementos que definen a una persona Sorda.
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