Page 483 - Más allá de la razón oyente digital digital
P. 483

¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo




          fuese errónea, dado que orgánicamente muy pocos son en realidad sordos y mudos,
          sino también por el hecho de que, como afirman Padden y Humphries (2005), el ser
          mudo significa imposibilidad de hablar en nombre de uno mismo. De hecho, en los
          primeros capítulos históricos discuto cómo el razonamiento se vinculó verticalmen-
          te con la audición, la palabra oral y la escritura.

                 Al concebirse como un sujeto mudo, lo que tiende a ocurrir es que alguien
          más hable en representación, ocupando su voz y lugar de enunciación. De este modo
          se pasa de la mudez orgánica al enmudecimiento político de los sordos (Tolentino
          y Sierra, 2021). El no dejar hablar y escuchar al «otro» no sólo implica imponer la
          perspectiva y deseos según las creencias e intereses de quien detenta la voz, sino
          también hacer(se) creer que se está representando los intereses y necesidades de
          ese «otro»; fenómeno que está al centro de la «razón oyente». De ahí que a lo largo
          de la historia los oyentes creamos que todo lo que hacemos con relación a los sor-
          dos, como promoverles la audición o la oralidad, sea en su beneficio, bajo lo que
          Lane (1992) denomina como la «máscara de la benevolencia». Para De Clerck y Hoe-
          gaerts (2016) la idea de tener que ayudar y proteger a los que carecen de voz, dio
          lugar a una relación de dependencia.

                 A lo largo del siglo XX los sordos enfrentaron la doble tarea de erradicar el
          oralismo de sus vidas y al mismo tiempo colocar en la arena pública su voz sorda
          basada en las señas (De Clerck y Hoegaerts, 2016). Según las autoras citadas, no ha
          sido sencillo porque todavía hoy es necesario confrontar metáforas sobre la voz y el
          silencio para referirse a la participación y representación política; por ejemplo, se-
          ñalan que la noción de «parlamento» (también la de «audiencia») indica implícita-
          mente que quienes participan están habilitados para el habla oral (y para la escucha
          según el término audiencia), excluyendo otras formas de manifestación y recepción
          comunicativa. 223

                 Indirectamente (porque no es en realidad su objetivo) las prácticas de orali-
          zación contrarrestan las añejas ideas de que los sordos habitan en el silencio sepul-
          cral y son mudos. El silencio se interpreta como la ausencia de percepción sonora,
          pero también, junto a la noción de ser mudo, como la imposibilidad de emitir soni-

          223  Aquí recuerdo cuando platicando con un conocido mío, eminente marxista, sobre las manifestaciones en América La-
               tina durante 2019, le comenté que las personas sordas estaban saliendo a manifestarse junto a la sociedad en general
               debido a las condiciones de desigualdad que se están viviendo. Prácticamente fue impensable para él que se pudieran
               manifestar sin una «voz». No podía entender la protesta social si se acude «en silencio». (esta referencia igual la tenía
               en la introducción, ver dónde la dejo al final).

                                                483
   478   479   480   481   482   483   484   485   486   487   488