Page 480 - Más allá de la razón oyente digital digital
P. 480
Gabriel Tolentino Tapia
con la autoridad médica. En todo caso, sin embargo, estas respuestas no resuelven
el hecho de que las decisiones sigan circunscritas al contexto de los adultos. Antes
que estar en condiciones de ofrecer una respuesta, mi intención en este apartado es
apenas abrir la discusión sobre la «voz» de adultos, sordos y oyentes, y niñez en el
tema del implante coclear y en el acceso a otros capitales comunicacionales.
4. El desplante bucal: los usos literales y políticos de la voz
A propósito de la voz, a lo largo de los capítulos anteriores se discutió desde una pers-
pectiva histórica y etnográfica cómo la oralización ha sido objeto central de las prácti-
cas de re-habilitación de los sordos, teniendo incluso más importancia que la restau-
ración de la audición. Los dos capítulos de orientación biográfica (IV y V) ponen de
manifiesto que este ímpetu es vigente. Vinculado a todas las áreas de especialización
relacionadas con la audición, la medicina, junto a otras disciplinas, se ha empeñado en
crear progresivamente áreas de especialización en torno de la dimensión oral.
Así nació la logopedia, campo destinado a la corrección de los «trastornos»
de la palabra. La fonoaudiología se encarga de estudiar y ofrecer respuestas a los
«problemas» de audición y de lenguaje; la foniatría, que se desprende de la otorri-
nolaringología, tiene como finalidad ocuparse de la emisión del habla oral y de sus
«alteraciones»; la vocología por su parte se encarga de la re-habilitación o adiestra-
miento de la vocalización; por otro lado, la fonología y la fonética, como parte de la
lingüística, también se han aplicado a la oralización de los sordos.
Este conjunto de áreas existe como resultado de patologizar el habla oral,
en asociación con una patología auditiva o simplemente como defecto del aparato
bucal. En el primero de los casos, por ejemplo, mucho se ha investigado sobre la ad-
quisición y desarrollo del habla oral luego de la implantación coclear en sujetos que
nacieron sordos o que son postlingüistas, poniendo énfasis en aspectos técnicos y
hasta estéticos: por un lado, el reconocimiento auditivo de las palabras (Massida et
al., 2011) y, por otro lado, la «calidad del habla» en función de la pronunciación, inte-
ligibilidad y control del volumen (Hočevar et al., 2005; Wang et al., 2017; Yamazaki
et al., 2022; Aghaei et al., 2021).
La oralización, en tanto que técnica de normalización desprendida de los
esquemas procedimentales de la razón oyente, sigue siendo un campo de disputa
480

