Page 477 - Más allá de la razón oyente digital digital
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¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo
funcional y productivo, las señas servirían para la reproducción de la vida comunita-
ria. Cristina, mamá de Gisela quien tiene implante coclear ha identificado la postura
de algunos sordos que acuden al habla oral:
Yo lo he platicado con sordos adultos que hablan, dicen que pues ellos nada más usan el español
de emergencia cuando una persona de plano no les entiende nada, pues ya tienen que hablar, ora-
lizan nada más de emergencia, pero para ellos lo mejor es comunicarse en señas, es su estado más
cómodo, más tranquilo, más fluido, más natural, pero por emergencia usando el español, entonces
a mi hija le va a pasar eso, eso es lo que yo creo que va a pasar (Cristina).
La emergencia es un suceso difícil de determinar. Puede ocurrir en cualquier
momento y lugar, pero lo significativo es estar preparados para hacer uso del idio-
ma oral cuando se necesite. Diferente es cuando se trata de una práctica regular y
sistemática desplegada para cumplir con el contrato comunicativo desplegado con
los oyentes, mientras que la lengua de señas se reserva para la interacción en comu-
nidad. En congruencia con esta postura, Mitchiner (2015) encontró en su estudio
de campo que las personas sordas veían la lengua oral como un «idioma de supervi-
vencia» y la lengua de señas como un «idioma cultural». Sparrow (2005) capta esta
tensión indicando que, probablemente, las personas sordas necesiten aprender el
idioma oral mayoritario como forma de acceso a las oportunidades, aunque sea más
importante para ellas comunicarse y participar dentro de la comunidad sorda.
En esencia, esta polarización remite al viejo problema de la «comunidad» y
la «sociedad» que autores de la fundante sociología como Tönnies (1947) introduje-
ron en el siglo XIX. Para el citado autor, la comunidad refiere a la «vida real y orgáni-
ca»; constituye lo que nos es familiar y vincula a través del lenguaje, las costumbres
y la fe. La comunidad se desarrolla en el marco de lo auténtico y lo duradero. En
contraparte, para Tönnies la sociedad representa una «formación ideal y mecánica»;
es lo que se nos presenta como extraño y lucrativo en el contexto de una vida sólo
aparente y pasajera.
Desde esta perspectiva, la vida en comunidad (sorda) se revela en oposi-
ción a la presencia (casi forzosa) dentro de una sociedad oyente dentro de la que
se actúa por necesidad instrumental. Mitchiner (2015) identificó en su estudio que
padres sordos consideraron una ventaja para sus hijos sordos que tuvieran implan-
te coclear en virtud de que podría ayudar a reducir las desventajas derivadas de las
barreras comunicacionales. En esta tesitura, Hogan, Stewart y Giles (2002) encon-
traron que la vida laboral mejoró notablemente para un conjunto de personas desde
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