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¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo




          coclear en los primeros años de vida, varios padres y madres de familia con los que
          trabajé (además de Hilda, que participó en el programa de En Traducción) recono-
          cieron los largos tiempos de espera, múltiples trámites administrativos y el some-
          timiento a distintas pruebas para que sus hijos e hijas fuesen seleccionados. Estas
          condiciones desestimaron esa vía y quienes pudieron, adquirieron el implante por
          cuenta propia. Además, las disposiciones legislativas sobre el implante coclear son
          más o menos recientes, promulgadas en los últimos 15 años, con los que muchas
          personas no contaron con esta posibilidad. 218


                 Ante estas condiciones, desde una perspectiva de «economía lingüística»,
          pareciera que la lengua de señas representa la «alternativa» para quienes se en-
          cuentran en dificultad de comprar un implante coclear. Como señalé en el capítulo
          III, Gisela, hija de Cristina, obtuvo un implante a través del gobierno, pero después
          tuvieron noticia sobre su caducidad, lo que implicaba hacerse cargo familiarmente
          de los nuevos gastos; situación que no podrían cubrir. En consecuencia, oír o ser sor-
          do en el sentido fisiológico estaba dependiendo de una cuestión presupuestal. No
          obstante, la lectura económico-monetaria es reduccionista. También indiqué en el
          capítulo III que Gisela no alcanzó los resultados esperados con el implante coclear:
          comenzar a hablar de manera oral. Por otro lado, la joven que comentó su experien-
          cia negativa con el implante en el Programa de En Traducción, no lo soportó por
          mucho tiempo debido a las molestias físicas y terminó por quitárselo.

                 Estas experiencias sugieren que la utilización del implante no sólo depende
          de una decisión presupuestal. El problema es que únicamente luego de ser implanta-
          dos es posible conocer los resultados e implicaciones. Se trata de un procedimiento
          relativamente azaroso, dado que los médicos tampoco pueden vaticinar los efectos
          de la cirugía. En este sentido, los costos, la incertidumbre sobre el resultado en cuan-
          to a la posibilidad de escuchar y hablar y hasta aspectos prácticos de la vida cotidia-
          na, forman parte de las decisiones familiares que llevan a la renuncia del implante:

                Fui con el doctor González de ahí de Tlalpan, entonces yo le expliqué la situación, le dejé mis
                papeles, los revisó y me dijo: «tu hijo va a escuchar, yo lo puedo implantar» y tiene una fundación
                que se llama «Ama oír», se puede tomar terapias ahí para que aprenda hablar, yo dije, pues sí,
                pero me dijo «vas a estar en lista de espera», estaba en cien mil la operación en ese entonces y yo
                dije, pues no… (Geraldina, mamá de Damián, estudiante del IPPLIAP).


          218   En 2012 se incluyó la implantación de prótesis de cóclea y el implante coclear (con valoración de 292 mil pesos) como
               parte del programa de Seguro Médico para una Nueva Generación (SMNG) y en 2016 la Cámara de Diputados aprobó
               reformas a la Ley General de Salud para dar acceso a implantes cocleares a quienes lo requirieran.

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