Page 468 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        diese resultar perforar la cabeza de alguien que tiene poco tiempo de haber nacido.
        Se atendió en una clínica llamada «Ama oír». A diferencia de la participante anterior,
        ella no notó que los médicos estuvieran atentos a la cuestión económica. Con el im-
        plante su hija se ha esforzado en hablar español, aunque «no como oyente», estudia
        por su cuenta y no tuvo necesidad de pagar intérpretes para el salón de clases. Inclu-
        so apoya a Hilda a corregir su español y en algunos contextos donde se requiere la
        apoya interpretándole entre señas y español. Esto significa que su hija también sabe
        LSM. Todas las características mencionadas son vistas con beneplácito.


               Aunque se muestra satisfecha, sabe que cada caso es distinto y no siempre
        se obtienen los mismos resultados. Recordó que en muchas ocasiones no se da toda
        la información y termina creyéndose que con el implante automáticamente se oiría,
        lo que es falso. 215  Por ello, Hilda no se atrevería a decir que cada persona debería
        de implantarse; su presentación no fue una apología. Por otro lado, el implante no
        es para toda la vida. Como todo producto, tiene una fecha de caducidad, además de
        requerir mantenimiento a lo largo de su vida útil. La tecnología coclear cambia y
        con ello también los procesadores, las conectividades con otros aparatos como los
        teléfonos celulares y hasta los diseños. Luego de 10 años es probable que la hija
        requiera uno nuevo. Por su experiencia en ocasiones la gente se le ha acercado a
        preguntar sobre el proceso de implantación. Al percatarse de lo caro que resulta,
        comentó Hilda que algunos lo llegan a comparar con la adquisición de un automóvil.
        Bajo esa analogía, ella les ha comentado que no sólo es «comprar un automóvil»,
        sino también implica otros gastos de mantenimiento. 216

               Interpreto que, ubicados en un contexto donde los discursos de la «razón
        oyente» hacen presencia y pretenden imponerse de múltiples maneras, uno de los
        presentadores del programa procuró embestir el optimismo del implante coclear
        (percibido por él en la exposición de Hilda) apoyándose en el discurso de la identi-
        dad lingüística basada en las señas. Empero, si bien Hilda reiteró que su experiencia
        no debía de tomarse como generalidad, dado que en cada persona los resultados

        215   Parece ser que cada persona responde distinto al implante, dependiendo de condiciones orgánicas individuales. El
             éxito de la implantación (escuchar y hablar oralmente) no está determinado, posee un amplio margen de riesgo. La
             película Sound of metal aborda directamente este tema.
        216   Otras madres de familia, oyentes, se han enfrentado a una situación similar. Cristina, de quien hablé en el capítulo III,
             obtuvo el implante de su hija a través de un programa de gobierno. Supuso que el aparato sería para siempre, aunque
             al momento de la entrevista tenía poco de haberse enterado de la caducidad y la necesidad de cambiar algunas piezas
             importantes, lo que resultaba imposible pues el gobierno no apoyaría más y no estaba en condiciones de asumir el
             gasto. En la misma problemática, Lourdes, mamá de Denisse una joven implantada, me comentó que trabajó en una
             institución llamada «Oirá y hablará», en la que era necesario hacer saber a los familiares antes de acceder a la cirugía
             el conjunto de gastos que surgen con el implante.

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