Page 470 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        implantados, con aparato auditivo o no, lo fundamental más allá de las diferencias
        es el pertenecer a la comunidad, poseer una identidad sorda y acceder a las señas.

               Ya en otras emisiones del programa se había hecho alusión al encuentro de
        las diversidades en la comunidad y la centralidad de la identidad sorda, pues como
        indicó una presentadora, existen sordos hablantes, señantes, con o sin aparatos,
        implante y, aun así, no sólo tienen los mismos derechos, sino que también son to-
        dos Sordos. Durante una sesión de las clases de conversación en IncluSor, Lourdes,
        mamá de Denisse quien tiene implante coclear, hacía una observación similar a las
        descritas: a pesar de su ayuda técnica no deja de ser sorda y reconocen, madre e hija,
        el valor de las señas como parte de la identidad y la cultura sorda, objeto de preser-
        vación y de orgullo.

               Si bien el implante coclear llegó para quedarse, no significó el fin de las comu-
        nidades de sordos señantes (Christiansen y Leigh, 2006; Pott, 2019; Holcomb, 2013).
        Además, se dice que desde inicios del siglo XXI la crítica férrea al implante coclear se
        ha mesurado (Bathard, 2014; Christiansen y Leigh, 2002; Fitzgerald et al., 2013; Maul-
        din, 2016), lo que no precisamente significa que haya claudicado como se evidenció
        con la discusión organizada por el programa de En Traducción. Parece ser que, en
        lugar de la aniquilación cultural diametral con el advenimiento del implante coclear,
        se han configurado formas más amplias o diversas de asumirse como sordos.

               La postura de algunos integrantes de En Traducción o que han participado
        en el programa concuerdan con varias investigaciones, incluida la de Pfister (2015)
        en la Ciudad de México, en señalar que el uso del implante coclear puede convivir
        con seguir afirmándose como Sordas desde el punto de vista cultural y lingüístico
        (Christiansen y Leigh, 2002; Holcomb, 2013). Leigh (2009) sugiere que con el paso
        del tiempo la tecnología ha dejado de percibirse como amenazante, lo que significa
        que los humanos la incorporen como parte de la conformación de sus identidades.
        En una perspectiva similar, otros autores indican que la recepción del implante co-
        clear sin la renuncia a las señas y la comunidad han dado lugar a la formación de
        identidades biculturales (Christiansen y Leigh, 2002; Leigh, 2009; Wald y Knutson,
        2000; Spencer, Tomblin y Gantz, 2012).

               Recurro nuevamente al concepto de «audismo inconsciente», en virtud de
        que permite problematizar la discusión acerca del implante coclear. Bajo la pers-
        pectiva de Gertz (2008) se entendería que cualquier atracción por un elemento de



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