Page 466 - Más allá de la razón oyente digital digital
P. 466

Gabriel Tolentino Tapia




               También se ha dicho que la comunidad sorda está negando a los niños acce-
        der y compartir la cultura oyente de sus padres (Balkany, Hodges y Goodman, 1996)
        y que la educación basada en lengua de señas resulta más cara que la implantación
        coclear (Tucker, 1998; Balkany, Hodges y Goodman, 1996). No obstante, de acuerdo
        con Fjord (2010) los cálculos en algunos estudios realizados sólo se centran en el
        artefacto y en la cirugía, dejando de lado toda la inversión relacionada con personal
        de áreas como terapia de lenguaje. Además, cabe señalar que los implantes impli-
        can el desembolso de una cantidad considerable de dinero en un periodo breve, así
        como gastos en mantenimiento y reposición de piezas, sin considerar que el implan-
        te tiene caducidad y habría que renovarlo después de unos años. 214  Entre estas lar-
        gas discusiones también se ha acudido a la noción de cyborg acuñada por Haraway
        (1995) para analizar los aspectos propositivos y negativos sobre el encuentro de lo
        humano y lo mecánico o artificial en la constitución de las identidades sordas actua-
        les ligadas al implante coclear (Brueggemann, 2008; Cherney, 1999; Valente, 2011).


               Las posiciones a favor del implante coclear y las perspectivas críticas que
        acabo de enunciar, están ubicadas en el contexto anglosajón y europeo. Fue a finales
        de la década de los setenta cuando comenzó a discutirse la perspectiva étnica en
        torno de las comunidades de sordos y hasta los noventa cuando surgieron los estu-
        dios críticos del implante coclear. En el contexto mexicano la situación es bastante
        distinta. Fue hasta mediados de la década de los ochenta que se colocó el primer
        implante coclear en el país (CONADIS, 2016; La Jornada, 2012), casi treinta años
        después de la primera experiencia en Francia, y hasta la fecha la discusión desde las
        ciencias sociales sobre esta tecnología es sumamente incipiente.

               Apenas Pfister (2015) expuso cómo el implante coclear forma parte de una
        estrategia «biopolítica» que médicos e instituciones públicas difunden «agresiva-
        mente» entre las familias que acuden en busca de ayuda para sus hijos sordos en
        la Ciudad de México. En el contexto anglosajón y europeo, si bien la discusión es


        214  de Facebook. Asimismo, otros estudios concuerdan con dicha apreciación, pues encuentran que, pese a la implan-
             tación coclear, hay sordos que deciden acercarse a la comunidad sorda (Lloyd y Uniacke, 2007; Hyde y Punch, 2011).
              En el cine el documental Sound and fury (2000) realizado por Josh Aronson retrata las ambivalencias y tensiones entre
             miembros de una familia en torno del implante coclear. La película Sound of metal (2019) dirigida por Darius Marder,
             también aborda el tema del implante y el modo en el que es recibido por una persona que pierde la audición en la vida
             adulta. Rana (2017) por su parte ha examinado las representaciones de jóvenes con implante coclear en novelas de
             ficción para jóvenes. Encuentra que los editores evitan mostrar una perspectiva favorable o desalentadora en torno
             de estos artefactos. Asimismo, cada vez son más comunes personajes con implante coclear en los juguetes y en las
             caricaturas como sucede con Barbie y con Toy Story respectivamente. El problema es que aun cuando estos nuevos
             productos de consumo busquen promover la «inclusión», terminan siendo «audistas» pues refrendan la idea de una
             «diversidad auditiva», no comunicativa en la que las señas quedan al margen.


                                             466
   461   462   463   464   465   466   467   468   469   470   471