Page 472 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
directamente los oyentes quienes dirijan la discusión al interior de la comunidad
sorda; son las mismas personas sordas quienes emulan las tensiones a través de
distintas posiciones, lo que significa que los sordos evalúan y resignifican aquellos
valores pertenecientes a la cultura oyente. La incorporación de algunos de estos
atributos no implica necesariamente la renuncia a un «yo» sordo adscrito a una co-
munidad lingüística.
Pese a la apertura de la comunidad con relación al implante coclear, la acep-
tación de sordos con implante coclear sigue siendo un tema de controversia. En dis-
tintos contextos se dice que esta tecnología no es bien vista y las personas que lo
portan tienden a ser rechazadas por los sordos (Higby; 2015; Tucker, 1998). Por
ejemplo, Lourdes reconoce que acceder a la audición incrementó la seguridad de
su hija Denisse, pero también provocó algunas consecuencias no deseadas, antes de
que Denisse comenzara a ser aceptada en la comunidad. Consecuencias como:
Que le hagan bullying entre los sordos y la hagan a un lado porque hay mucho pleito con el im-
plante coclear entre los sordos (…) o sea, no eres oyente, tampoco sorda, no te reciben ni en una
ni en la otra comunidad o te reciben y te empiezan a hacer esas preguntas como a Denisse que la
tuvieron cansada mucho tiempo en la escuela; «tú que oyes, ¿cómo se oyen los pájaros?»; «a ver
explícanos, ¿cómo se oye eso?; tú que oyes dile al de la tienda...» y ya en últimas la vieron como a
una niña privilegiada muy «fifí», entonces ha traído consecuencias… (Lourdes). 217
La lengua de señas y el acceso a tecnologías como el implante coclear poseen
una dimensión económica relacionada con distinciones socio-simbólicas, como se
deja entrever con el comentario anterior de Lourdes. En el contexto europeo y an-
glosajón las discusiones se han enfocado en las disputas culturales, dejando poco
espacio a la cuestión económica y diferencias de acceso al implante. Haciendo re-
ferencias a la cuestión monetaria, Mauldin (2016) señala que el implante coclear
es particularmente popular entre familias blancas de clase media en Nueva York y
Fjord (2010), comparando el contexto danés con el norteamericano, alcanza a des-
cribir cómo algunas familias si bien han tenido acceso al implante por medio de un
seguro médico, se enfrentan a la dificultad de solventar las terapias de rehabilita-
ción oral y auditiva.
En países como México el acceso al implante coclear no es de fácil acceso
a través de programas públicos. Si bien se ha legislado a favor de la implantación
217 Aunque no surgió recientemente, «fifí» es un término que en la arena pública nacional se ha popularizado en los últi-
mos años y alude a personas cuya condición de clase es alta. Expresa también pensamientos y prácticas identificadas
con lo «refinado» y presumido, como se lee en la definición expuesta por la Real Academia de la Lengua (RAE).
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