Page 302 - Memoria del Congreso Hacia un objetivo cultural en la Agenda de Desarrollo Sostenible
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Segunda ronda de parrticipaciones
Intervención del Dr. Lucio Lara Plata
n enero de 2022, a través de la Comisión de Derechos Humanos, se lle-
Evó a cabo un curso titulado "Los derechos humanos y la Agenda 21 de la
Cultura", específicamente orientado a los derechos culturales. A diferencia
de los ODS, la Agenda 21, desde 2004, visibiliza el tema de la cultura. De-
bemos reconocer la valiosa aportación del Grupo de Ciudades y Gobiernos
Locales Unidos (CGLU), que planteó una agenda paralela a la Agenda Am-
biental, abordando acciones, políticas, programas, proyectos y presupuestos
relacionados con el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el manejo
de áreas naturales protegidas, entre otros temas.
En este curso, que tuvo una duración de dos meses y estuvo dividido en ocho
sesiones, abordamos estas temáticas en profundidad. Durante los últimos
30 años, hemos trabajado y contribuido con los resultados de nuestras in-
vestigaciones en este ámbito. Es crucial reconocer el papel que juegan las
investigaciones en el diseño de políticas públicas. El conocimiento generado
no debe quedarse solo en las aulas o en las universidades, sino que debe im-
pactar directamente en el cambio de las prácticas culturales realizadas por
los organismos gubernamentales.
Por ejemplo, uno de los temas que tratamos fue la ecología en regiones indí-
genas, particularmente la conservación ecológica. En México, hemos avanza-
do significativamente en este ámbito, aunque aún queda mucho por hacer.
En la década de 1970, existía la peligrosa idea de que los pueblos origina-
rios, debido a su supuesta falta de educación e ignorancia, habían destruido
el patrimonio natural. Estas ideas son peligrosas porque están cargadas de
ideologías discriminatorias y racistas. Sin embargo, las aportaciones del Dr.
Víctor Manuel Toledo y el Dr. Efraín Hernández Olocotzi han tenido un impac-
to notable en las políticas públicas. Ellos fueron los primeros en señalar que
los pueblos originarios y las comunidades indígenas en México poseen un
acervo de conocimientos muy útiles e indispensables para el manejo eficien-
te de los ecosistemas del país, incluidos las zonas áridas, el trópico húmedo,
seco y las zonas templadas.
Gracias a estas aportaciones, se abrieron líneas de investigación con gran
impacto. En los años 90, se recuperaron sistemas agroecológicos al retomar
conocimientos tradicionales. Estas importantes contribuciones se realizaron
a través de la etnobiología, etnología, etnoecología y otras etnociencias. La
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