Page 131 - Derecho humano a la cultura. Colecciones y coleccionismo
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Activar el patrimonio: Anotaciones sobre la pérdida...



                niveles, por ejemplo la historia natural quedó completamente desplazada, cuando
                era un patrimonio ampliamente valioso en el siglo XIX y a partir del surgimiento
                de la arqueología como campo  predilecto del Estado mexicano justamente para
                construir una identidad para posicionarse como nación única en el contexto inter-
                nacional es cuando viene esa predominancia, gana peso monumental y la historia
                natural es un patrimonio que entra en decadencia, deja de ser relevante. En la
                arqueología pasa lo mismo hay esas jerarquías quizá “implícitas” de que si todo
                es patrimonio todo es monumento arqueológico, de acuerdo con la ley de 1972,
                oficialmente nosotros también tendríamos que valorar un pedazo de tepalcate y
                de la pirámide del sol, pero la realidad es que cada pieza por sus condiciones, por
                su materialidad, por su tamaño genera diferentes reacciones y su posicionamiento
                dentro de este estatus de valor (...) abre el depósito de cualquier museo estatal
                del INAH y tienen miles de vasijas, de restos, pero bueno solo hay un calendario
                azteca, solo hay un Coyolxauhqui, solo hay una Coatlicue, y son piezas que icóni-
                camente se han ganado ese estatus por su tamaño, por su monumentalidad, pero
                también por estos criterios subjetivos. Por ejemplo una de las críticas que más se
                ha hecho al Museo de Antropología es acerca de que se le dio más peso y valor a
                las colecciones arqueológicas que quedaron en la planta baja que a las coleccio-
                nes etnográficas que quedaron en el primer piso (...) objetos que por ejemplo son
                de materiales orgánicos y perecederos del siglo XIX, que son valiosísimos porque
                hablan de técnicas, de manufactura, de usos de fibras naturales o de elementos
                de especies animales y que representan, que encarnan en su existencia un viaje
                de conocimientos valiosísimo, único, y que haya sobrevivido al siglo XX-XXI es
                fascinante. Pero como son etnográficas en la escala de valores están por debajo de
                las arqueológicas, los fragmentos, las piezas de lo que hay mucho, lo que no es mo-
                numental, lo que no se considera muy bello, una serie de cosas siempre han que-
                dado relegadas a lugares “segundones”. Creo que eso es lo bonito y muy interesante
                cómo esos “procesos de valoración” (digamos), son contextuales, contingentes hoy
                estamos revalorando muchas de esas cosas que antes no hacíamos o  estamos criti-
                cando, cuestionando esos criterios de valoración de antes y entonces el patrimonio
                es ese ejercicio constante de siempre estar cuestionando lo que valoramos, lo que



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