Page 27 - Derecho humano a la cultura. Colecciones y coleccionismo
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Perspectiva sobre la regulación de los monumentos arqueológicos muebles...



                 III. Coleccionismo y nacionalismo


          Que un inmueble no pueda desplazarse ofrece las certezas de las que, inversamente,
          el mueble carece: éste puede reubicarse con facilidad, ir de un lado a otro y, por tanto,
          marchar al destierro de las significaciones.


          El coleccionismo público, entonces, es un ejercicio de repatriación, a la patria no de
          las culturas humanas de las que procedieron (y que les dotan de su originalidad, en
          tanto cualidad de origen) sino -por declaración legislativa- a la de la “nación”, de las
          que tales culturas serían una suerte de medios-para-un fin, eslabones, basamentos en
          la “construcción de la identidad nacional”. Paradójicamente, a pesar de ser subordina-
          dos semánticos (en tanto pretéritos) de esa gran construcción, en realidad, estos mo-
          numentos son las manifestaciones más evidentes para distinguir (y, por tanto, confi-
          gurar por el acto mismo del contraste) a una nación de las demás naciones (de manera
          que originalidad de una pieza arqueológica ya no es sólo origen, sino singularidad). 4


          Como se advierte de la declaración de la Ley, al establecer (artículo 27) que “Son pro-
          piedad de la Nación, inalienables e imprescriptibles, los monumentos arqueológicos
          muebles e inmuebles”. Ejercicio declarativo con fines de apropiación tanto patrimo-
          nial como simbólica una vez consumada la independencia nacional, pues como acer-
          tadamente apunta María de Lourdes López Camacho:


                Es importante considerar que a finales de la etapa colonial se manifiesta la con-
                ciencia de la nacionalidad mexicana, a través de volver la mirada a los vestigios
                arqueológicos, revalorándolos y reinterpretando la historia de las culturas pre-
                hispánicas con el fin de darles un ropaje de sociedades civilizadas, para luego
                asumirse como herederos de una cultura propia del continente americano. Esto
                por lo menos de manera discursiva, ya que en la práctica la gloria pertenecía



          4  El coleccionismo privado sería, entonces, la patria de la construcción personal: el coleccionista, concreto, sustituye a la
             nación, abstracta. Es su mano la que crea el sentido aunque, no obstante, la colección igualmente lo define: es alguien
             singular en tanto es un coleccionista.

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