Page 46 - Derecho humano a la cultura. Colecciones y coleccionismo
P. 46
Laurence Le Bouhellec
genes de Fr. Catherwood, y ejercerán una determinada influencia en los gustos de
nuevas generaciones. Eso afirmó el diplomático norteamericano Edward H. Thomp-
son (1965), quien vivió en Yucatán entre 1885 y 1926 y, aprovechó su puesto de cón-
sul para realizar una serie de excavaciones arqueológicas sobre los terrenos de la ex
hacienda de Chichén Itzá que había logrado comprar. Convencido que los antiguos
mitos relacionados con el sacrificio de jóvenes doncellas en aquel lugar tenían algo de
verdad, concibió el proyecto del dragado del famoso cenote sagrado en busca de sus
tesoros, un proyecto pronto concretado con el apoyo incondicional de la Universidad
de Harvard. Sin embargo, de los miles de objetos encontrados, muy pocos pudieron
ser conservados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y darse a co-
nocer posteriormente en repositorios nacionales, ya que Edward H. Thompson, en
múltiples ocasiones, se valió del secreto de la valija diplomática para sacarlos del país.
Si bien es en el primer cuarto del siglo XIX que México se abre ante la mirada ex-
tranjera de diletantes, aventureros o curiosos, cien años después, el mundo académico
empieza a tomar muy en serio los estudios sobre el México antiguo. No hay mayor
prueba de ello que el financiamiento directo de la Universidad de Harvard otorgado a
Edward H. Thompson para sus excavaciones arqueológicas en la península de Yuca-
tán y el interés sin límites del Museo Peabody por enriquecer sus colecciones con los
objetos descubiertos o, en su defecto, fotografías de los mismos y, eventualmente, de
sus contextos locales. De manera muy puntual, el reconocimiento al valor científico
del quehacer arqueológico de Edward H. Thompson queda ilustrado por el afán de
presentar al gran público, en el contexto de la World’s Columbian Exposition celebrada
en 1893, en la ciudad de Chicago, la reconstrucción del arco de Labná y de una parte
del cuadrángulo de las Monjas de Uxmal, basada directamente en su trabajo. Pero tam-
bién, la enorme “Vogue of Things Mexican” (Delpar, 1992) se concreta en 1921, cuando
el gobierno mexicano a través de la Secretaría de Industria y Comercio decide contra-
tar a la escritora y periodista estadounidense Katherine Anne Porter para que llevara
a Estados Unidos una exposición sobre arte mexicano. En la década de los veinte, la
futura catedrática de la Universidad de Stanford pasó varias temporadas en México y,
para armar el proyecto de exposición que le había sido encargado, logró rodearse de
46