Page 79 - Derecho humano a la cultura. Colecciones y coleccionismo
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El derecho a la cultura y el acceso a las colecciones museísticas



          Al menos en México, los museos alojan colecciones de origen paleontológico, prehis-
          pánico, colonial y posterior a la etapa de independencia. Lejano al ejercicio profesional
          de la arqueología, la paleontología, la museografía y disciplinas cercanas, el texto no
          pretende abordar el concepto técnico del coleccionismo o de museo. En cambio, como
          sociólogo, procuro introducir el tema del coleccionismo en vínculo con los “museos
          y su público” parafraseando a Bourdieu (2010), a partir de los derechos humanos. En
          específico interesa esbozar algunas ideas generales sobre cómo las diferencias de clase
          social y las ubicaciones geográficas de los museos interfieren en la realización del de-
          recho a la cultura. Como nota aclaratoria, si bien el capítulo responde a una discusión
          conceptual, especialmente en notas al pie de página incorporo algunos ejemplos de
          México y de Puebla sobre museos, colecciones y piezas.




                 El concepto de colección


          En su sentido más elemental, “colección” refiere a un “conjunto ordenado de cosas,
          por lo común de una misma clase y reunidas por su especial interés o valor” (RAE,
          2014). “Cosas” pueden ser cualquier clase de objetos. Por lo tanto, a primera vista
          pareciera que toda colección se conforma por artilugios materiales, aunque también
          se habla de elementos no tangibles como una “colección de ideas” o “colección de
          datos”. En todo caso, la colección hace referencia a una actividad en la que de manera
          individual o colectiva alguien se encarga de reunir y de clasificar objetos en función
          de determinados parámetros o categorías. El concepto abre una importante discusión
          sobre: 1) la afición y la profesionalización; 2) lo público y lo privado; 3) lo legal e ilegal
          y; 4) la clase social y el “gusto”. Estos cuatro elementos se hallan vinculados.

          Es preciso partir de recordar que la colección se consagra bajo la labor de un “colec-
          cionista”. En tanto que ejercicio intelectual y práctico, el oficio de coleccionar sugiere
          un nivel considerable de interés y de conocimientos en una esfera social específica, por
          ejemplo, el arte o la industria automotriz. Un coleccionista puede poseer niveles aca-
          démicos y profesionales vinculados a su actividad, pero esto no es precisamente nece-



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