Page 83 - Derecho humano a la cultura. Colecciones y coleccionismo
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El derecho a la cultura y el acceso a las colecciones museísticas



          experiencias de consumo cultural. Por un lado, no cesa la frenética producción de la
          cultura de masas, en la que hasta el arte cayó; algo que la Escuela de Frankfurt repre-
          sentada por Horkheimer y Adorno (1998) y Walter Benjamin (1989) habían discu-
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          tido a su modo  Por otro lado, circulan toda clase de objetos creados por artesanos
          y artesanas: esas manos “milenarias” que nos conectan con nuestras “raíces”. Aparte
          existe un mercado exclusivo de obras de arte. En este gran marco cultural ¿qué lugar
          ocupan los objetos paleontológicos, prehispánicos o “modernos” que forman parte de
          colecciones museísticas?


          Desde lo auténtico y lo singular, se acercan a las obras de arte, sin mencionar el va-
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          lor económico que adquieren.  A principios del siglo XX se asiste a un momento de
          inflexión en cuanto a la producción de los objetos de arte. Si bien Benjamin (1989)
          considera que no es un asunto nuevo, lo relevante es cómo el desarrollo de las técnicas
          promueve una reproducción masiva del arte a gran escala, modificando sustancial-
          mente su significado y utilidad. Cuando Benjamin habla del “aquí y el “ahora” se está
          evocando la autenticidad, lo irrepetible de una obra. La reproductividad viene a cues-
          tionar dicha singularidad al despojarle el “aura”. Esta transformación también implica
          que la obra, antes apreciada por un grupo reducido previamente educado, dé lugar a
          su consumo masivo.


          Las piezas de colección en museo son todas singulares aunque se parezcan. Especial-
          mente las de origen prehispánico se produjeron en una época en la que su mayor uti-
          lidad era quizá ritual y simbólica antes que comercial, pero aunque así fuese no dejan
          de perder valor; su origen antiguo les imprime otra aura, para usar los términos de
          Benjamin. Desde las manos indígenas que los produjeron, particularmente los obje-
          tos prehispánicos se acercan a las artesanías contemporáneas. Sin embargo, un objeto
          prehispánico y una artesanía no comparten el mismo atributo económico y simbólico.



          4   Plasmo la distinción en virtud de que dentro de la extensa literatura, Benjamin no siempre es considerado como inte-
             grante formal de la citada Escuela.
          5   En apariencia los “bienes públicos” simbólicos no tienen un precio monetario, aunque las transacciones en los mercados
             ilegales se encargan de conferírselos. Además, las subastas públicas de piezas prehispánicas que se han realizado en
             países europeos, también están organizadas en función de precios.

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