Page 85 - Derecho humano a la cultura. Colecciones y coleccionismo
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El derecho a la cultura y el acceso a las colecciones museísticas



          y de cariz histórico guardadas en museos han corrido la misma suerte que obras de
          arte al reproducirse directa o indirectamente. Mientras que para Benjamin, Adorno y
          Horkheimer la masificación de los objetos singulares y de su consumo representan el
          declive del aura y la alienación, para Bourdieu lo original del objeto coleccionable es
          una marca de distinción social y, por lo tanto, muestra de poder adquisitivo y de po-
          sesión, pero ¿Qué sucede cuando el objeto u objetos de colección preciados y de alto
          valor económico-simbólico se ubican en los marcos espacio-temporales del museo, el
          cual a su vez depende de una administración pública?




                 Las accesibilidades asociadas a los museos


          La cita de Kopytoff (1991) con la que abre este capítulo, nos recuerda que en algunos
          Estados-nación dentro y fuera de Occidente, sus monarcas y reyes se han reservado
          la conservación de determinados objetos y animales considerados emblemáticos. En
          países proclamados como repúblicas democráticas, esta clase de objetos no suelen res-
          guardarse para el uso privado de las clases políticas y económicas dirigentes; al menos
          no por las vías públicas y legales o se consigue mediante discursos y rituales que buscan
          su legitimación. Son objetos de valor nacional, e incluso para la humanidad, que tien-
          den a preservarse en los museos. Su importancia es tal que de hecho se han incentivado
          políticas encaminadas a la lucha contra la importación, robo y privatización de la cul-
          tura. Recientemente en México se desplegó una campaña bajo el lema “Mi patrimonio
          no se vende”. Al decir “mi” indica que también “me” pertenece. Es probable que nunca
          pueda contemplar todas las piezas arqueológicas repatriadas, pero “me” pertenecen
          como al resto de la población que habita este país. Sin embargo, no sólo se trata de la
          lucha contra la importación y la privatización de la cultura, además considerada ilegal.


          Las colecciones prehispánicas o modernas bajo resguardo del Estado, cumplen un pa-
          pel importante en la construcción de la nación “imaginada”, tal como supone Anderson
          (1993). Constituyen elementos materiales que unen simbólica e imaginariamente a per-
          sonas disímiles en términos culturales y distantes espacialmente hablando. El legado ma-



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