Page 203 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Geografía Sorda




          tivos e instituciones referidas a las políticas sociales de personas con discapacidad),
          aluden a lugares institucionales con respaldo de sus propias organizaciones. Esto
          permite, en mayor o menor medida, que puedan subsistir en el tiempo y reprodu-
          cirse en el espacio geográfico. Aunado a ello, coinciden en ser lugares cuya iniciativa
          y gestión sucede en la gran mayoría de los casos desde los oyentes.

                 Evidentemente que sean lugares promovidos o gestionados por oyentes, no
          les resta mérito. Por el contrario, experiencias como las de Daniel en el IEMS de-
          muestran la capacidad de agencia y la posibilidad de construir lugares de personas
          sordas ahí donde antes estaban excluidos. También se vislumbra la facultad de re-
          apropiarse de lugares concebidos por los oyentes y destinados a los sordos, como
          las iglesias, las escuelas y otras instituciones de gobierno. En todo caso, así iniciaron
          muchas de las primeras escuelas para sordos (con iniciativas oyentes) incluida la de
          México con la propuesta fundacional de Juárez, en las que se gestó la comunidad y la
          cultura Sorda.

                 Quizá uno de los aspectos problemáticos al hablar de espacios o lugares
          de personas sordas, es identificar cuándo son genuina y exclusivamente «sordos»
          y no están influenciados o determinados por un propósito originalmente externo
          (oyente), como sucede con el establecimiento de las congregaciones de señas de los
          Testigos de Jehová. En mi opinión, la mayoría de los lugares hasta ahora descritos
          presentan una intersección entre lo oyente y lo sordo, con todo y sus consecuen-
          cias en términos comunicacionales, culturales, relaciones jerárquicas y dominio o
          gestión de los sitios. Sobre todo, lo importante es comprender en qué condiciones
          y motivos surgen estos lugares intersticiales y qué otras posibilidades de construc-
          ción de lugares existen más allá de la iniciativa oyente; esto es a lo que apuntan los
          siguientes apartados, en virtud de que la comunidad Sorda no sólo se halla en los
          contextos institucionales descritos, los cuales, en su gran mayoría están gestionados
          por oyentes.
















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