Page 489 - Más allá de la razón oyente digital digital
P. 489
¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo
Según dichos criterios, podría considerarse que la voz de quien interpreta es
lo menos importante, aunque no siempre. Durante el «primer Parlamento de Perso-
nas con Discapacidad» celebrado en 2019 y organizado por el Congreso de la Ciudad
de México, parte de la «delegación» de sordos pidió a una de las organizadoras que
los intérpretes de la institución anfitriona podrían apoyar haciendo el trabajo de
interpretar de voz a señas a lo largo del evento, pero para el momento «cumbre»
de su presentación pública en el estrado interpretara, haciendo voz al público, un
intérprete externo que no formaba parte del equipo de intérpretes del Congreso
de la Ciudad. Para transmitir este mensaje a la organizadora, los sordos lo hicieron
precisamente apoyándose en un intérprete del Congreso de la Ciudad. Su argumen-
to es que el intérprete externo tenía más cercanía con su experiencia de trabajo, lo
que facilitaría la tarea de transmitir el mensaje de señas a voz. De este modo, existen
aspectos técnicos y hasta de cercanía con los sordos, los que definen la elección de
intérpretes de señas a voz y de voz a señas, pero hay más.
Específicamente en una ocasión que estaba acordando realizar una entre-
vista a una persona sorda (vale la pena señalar en este caso que una persona con-
siderada «blanca» según los estándares «pigmentocráticos»), concordábamos en
que se requería contar con intérprete de señas. Para la persona era importante que
quien interpretara no sólo se distinguiera por sus habilidades para comunicar entre
los dos idiomas, sino también por cómo pudiera sonar su voz. Al ser su palabra la
que se iba a interpretar a voz, no deseaba que se escuchara una voz «naca», lo que
directamente la persona relacionaba con el fenotipo y el color de piel de quien pu-
diera interpretar. Al dialogar opciones de intérpretes, procuró descartar a quienes
no cumplieran con una fisionomía «apropiada» aun cuando tuvieran buena compe-
tencia lingüística.
La «cultura visual» adjudicada a los sordos se entrecruzó con el racismo, una
problemática que evidentemente no es privativa de los sordos. En su perspectiva,
existe una correspondencia entre el sonido de la voz y el color de piel y el fenotipo,
pero aun cuando no tuviera acceso a sonoro a la voz, era objeto de su preocupa-
ción porque su palabra era la que estaba en el juego de la representación. En última
instancia, la preocupación de algunos sordos sobre la fisonomía y voz de quien les
interprete, es resultado de la influencia y relación con los oyentes; hacer voz a los
sordos es para acceso comunicativo de los oyentes, e incluso para apreciación esté-
tica. El racismo es visual y es auditivo, y en ello participamos sordos y oyentes.
489

