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¿Quién es el sujeto Sordo? Capitales comunicativos y liderazgo




          me comentaron sordos que usan su voz, esta condición ha hecho creer, dentro y
          fuera de la comunidad (en el contexto oyente), que quienes hablan de modo oral
          forzosamente escuchan por lo menos un poco: «puedo hablar y a veces no me creen
          que sea sorda» (Citlalli). En realidad, también hay sordos profundos de nacimiento
          que articulan la voz, al haber sido introducidos en instituciones de oralización, al-
          canzado cierto nivel de habla oral.

                 Asimismo, la condición de postlingüista implica haber aprendido determina-
          do grado de verbalización antes de perder la audición, incluso hasta niveles profun-
          dos. No obstante, el uso de la voz es incluso un marcador social que puede predispo-
          ner y condicionar las relaciones y aprendizajes al interior de la comunidad, como se
          ejemplifica con una experiencia de una persona postlingüista que ocupa la voz y que
          estaba buscando acercarse a la comunidad sorda: «conocí un lugar donde enseñan
          señas porque me dieron un volante que decía de esos cursos (de señas). Fui, pero me
          dijeron que para qué quería yo aprender lengua de señas si yo usaba mi voz».

                 Nuevamente se pone en evidencia que, como capital comunicacional rela-
          cional, la voz es primordial en contextos oyentes, pero su valor se desploma con los
          sordos. Asimismo, en una situación bastante similar al implante coclear, porque la
          audición y el habla oral van de la mano, la posesión de la voz y la lectura labio-facial
          se interpretan favorablemente porque sirve para acceder al modo de comunicación
          dominante y con ello a determinados bienes y servicios, aun cuando la responsabi-
          lidad recaiga unilateralmente en el sujeto sordo y los mecanismos para su adquisi-
          ción hayan sido coercitivos:

                Yo era la única sorda (en el salón de clases) y debía esforzarme, pero en verdad agradezco muchí-
                simo a los maestros porque me obligaron y me enseñaron a oralizar, a poner atención, entonces
                eso me ayudó para poder entenderle al maestro, leer los labios (Marcela).

                La maestra me pegaba mucho para que oralizara, igual mi mamá por orden de la maestra yo creo,
                hasta que me ponían morado. Ahorita ya es diferente, ya oralizo, le digo gracias a mi mamá que
                me pegó (risa) (Jesús).
                Me fui a terapia de oralización y son muy buenos, la verdad es que muy buenos terapeutas, me
                ayudaron los maestros y muy exigentes, pero buenísimos la verdad y me gustó muchísimo vivir
                todo este proceso de aprender a oralizar. Yo le agradezco muchísimo a la escuela porque puedo
                usar mi voz, puedo hablar a mi jefe yo le ayudo (Citlalli).


                 Con este tipo de expresiones nuevamente se pone de relieve cómo se supone
          que opera el audismo interiorizado. Agradecer por inculcar la voz no pocas veces a

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