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Construcción científico-estatal de anormalidad en la Ciudad de México
Esta Dirección tenía el propósito esencial de integrar a los inválidos a la vida social
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y productiva del país» (Ruiz y Devesa, 2005: 159).
Por un lado, la creación de la Dirección General de Rehabilitación manifiesta
el proceso de centralización de los servicios médicos y de rehabilitación que será
evidente hasta entrado el siglo XXI. Por otro lado, pone en circulación otros tér-
minos («rehabilitación», «impedidos», «inválidos» y quizá también era reciente la
noción de «perturbados de la palabra») precisamente bajo el enfoque o «modelo
de rehabilitación» (ver: Cuadro 3. Periodos, disciplinas y formas de nombrar). De
acuerdo con la teoría social de la discapacidad, este modelo se relaciona con una
mirada individualizada del cuerpo, despojándolo del contexto social, político y eco-
nómico que produce la «invalidez», en donde el cuerpo debe ajustarse a la sociedad,
por lo que la misión es habilitarlo o re-habilitarlo para hacerlo productivo (Finkels-
tein, 1984; Oliver, 1990; Shakespeare y Watson, 2001); un problema que, como se ha
visto, desde el siglo XIX la estadística en México trataba de cuantificar.
Por otro lado, si en el siglo XIX con los viajes al extranjero para estudiar
escuelas de sordos el objetivo era importar modelos pedagógicos y organizativos,
ahora la intención era formar a gente en el ramo de la rehabilitación. De acuerdo con
Ruiz y Devesa (2005) con el apoyo de la Administración de Cooperación Interna-
cional del gobierno de Estados Unidos, la nueva dirección de rehabilitación otorgó
becas a médicos, terapistas y enfermeras para estudiar en centros de rehabilitación
de las ciudades de San Francisco, Los Ángeles, Washington y Nueva York y otros
lugares. En las décadas siguientes, al menos hasta los ochenta, se hablaba de coope-
ración internacional y medicina del oído.
En 1953 se fundó el Instituto «Beatriz Velasco de Alemán para la atención
del sordo, del duro del oído y del perturbado de la palabra» (Cárdenas, 1991: 127),
cuyo nombre refiere al de la esposa del presidente Miguel Alemán, aunque después
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cambió a Instituto Nacional de Audiología y Foniatría (Toledo y Cano, 2004). A
principios de la década de los sesenta se fundó la Clínica OIRA (Cárdenas, 1991),
50 La creación de dicha institución expresaba una nueva etapa a partir de la habilitación y la rehabilitación, aunque los
antecedentes de esta práctica se hallan al menos desde inicios del siglo XX con el área de hidroterapia, mecanoterapia y
electroterapia en el Hospital General de México. Después, en 1943 se puso en marcha la medicina física y rehabilitación en
el Hospital Infantil de México y posteriormente en el Instituto Nacional de Cardiología (Ruiz y Devesa, 2005).
51 Técnicos en problemas pedagógicos, especialistas en rehabilitación auditivo-oral, conocedores de la asistencia social,
otorrinolaringólogos dedicados a problemas audiológicos y foniátricos, neuropsiquiatras, higienistas, ingenieros en elec-
troacústica, psicotécnicos trabajo social, internado, escolar, electroacústica, rehabilitación, relaciones públicas, coordi-
nación y capacitación, y especialización de profesores de otorrinolaringología, catastro audiométrico, neuropsiquiatría,
audiología y foniatría, investigación, radiología, departamento dental y laboratorio (Cárdenas, 1991).
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