Page 133 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Construcción científico-estatal de anormalidad en la Ciudad de México
Tiempo después, ya en la década de los setenta, se habla del primer banco de
oídos en México, injertos y trasplantes. Si en los años cuarenta del siglo XX, el oído,
la boca y la nariz se separaban de la oftalmología a través de la otorrinolaringología,
en las décadas posteriores, el oído promovía otras especialidades y procedimientos
médicos en México, algunos más antiguos que otros: audiología, otología, audioelec-
troencefalografía, implantación coclear, desarrollo de aparatos auditivos, genética,
potenciales evocados y así sucesivamente.
Asimismo, aparecen esquemas en los que se describe puntualmente cuál es
el procedimiento a seguir cuando el enfermo llega con el otólogo. Si la audición no
puede repararse mediante medicamento o cirugía, las prótesis auditivas, la lectura
de la expresión labiofacial, entrenamiento auditivo y «ortopedia del lenguaje» serán
la solución (Balanzario, 1960). He aquí una forma médica de presagiar y determinar
el futuro. Característico de la investigación médica, los sujetos se despersonalizan.
Sin embargo, de manera paradójica, a menudo se exponen fotografías de los pa-
cientes pasivos para dar muestra visual de las afectaciones corporales. En el rígido
formato de exposición escrita dentro de los artículos, prácticamente no hay espacio
para discutir las cuestiones éticas y políticas que subyacen de las investigaciones.
Tampoco se da cabida a la subjetividad del médico y aún menos a la del paciente
pasivo. La voz y la letra del médico es el único vínculo que se halla entre el lector y
la gente estudiada.
Por otro lado, los nuevos centros médicos dedicados a la salud auditiva se
convierten en laboratorios donde de manera individual o grupal a través de mues-
tras poblacionales se desprenden las investigaciones. Aunque como en el pasado,
algunas veces se recurre a la escuela para encontrarse con poblaciones de estudio.
Cuáles podrían ser las motivaciones de la medicina consagrada a la escucha. Quizá
no sólo la intención del desarrollo de la ciencia por la ciencia. Los médicos, como
cualquier persona, también se guían por esquemas culturales y sociales. De hecho,
la intención de sortear médicamente la sordera, es ya el indicio más fehaciente de
sus valores y motivaciones, los cuales sólo ocasionalmente se dejan entrever.
La siguiente cita constituye parte de las palabras que Carlos Pellicer, junto
a Pablo Neruda y Efraín Huerta, pronunció a la muerte del médico Pedro Berruecos
Téllez. En el centro de sus poemas se halla el halago a la escucha y la palabra. Poesía
y medicina concluyen lo mismo: «¿Qué no se ha dicho ya a propósito de la palabra?
Primero, las señales con todo el cuerpo. Después, el grito. Finalmente, la palabra. Lo
que queda del hombre, es la palabra» (Pellicer, cit. por Cárdenas, 1991: 133). En el
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