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Gabriel Tolentino Tapia
rehabilitación, así como los centros de rehabilitación y educación especial en el país
(Ruiz y Devesa, 2005). Por otro lado, durante la época de los años ochenta se hallan
indicios del retorno de las señas a la educación. Varios autores y autoras coinciden
en señalar que durante esta década comenzó a imperar un enfoque denominado
«comunicación total» en el que se pretendía utilizar el español escrito, las señas y
la oralización (Cruz, 2008; Lino et al., 2012). A la par, en la medicina de esta época,
las microcirugías y los implantes cocleares se condensaban como prácticas médicas
regulares.
Si bien la atención médico-rehabilitadora se había forjado como una labor
del Estado, sobre todo a partir de las leyes de Reforma y el consecuente desplaza-
miento de la iglesia en el siglo XIX, a finales del siglo XX el panorama cambió nue-
vamente. La emergencia de Teletón en 1997 supuso la orientación más clara del
neoliberalismo en el terreno de la salud y la rehabilitación. Se trató de un modelo
importado de Chile que se venía desarrollando desde la dictadura de Pinochet con
el famoso conductor de televisión «Don Francisco». Aunque, como señala Longmore
(2016), el teletón es una invención netamente estadounidense, surgida luego de la
Segunda Guerra Mundial.
De acuerdo con este autor, Teletón refrendaba la posibilidad de ayudar al
prójimo, demostrando que la sociedad no había sucumbido ante el individualismo
perverso que se desplegaba con el capitalismo. Sin embargo, puestos los reflectores
en los niños y niñas con discapacidad, el juego de las emociones y el viejo sentimien-
to cristiano de la compasión, se entremezclaban muy bien para promover grandes
intereses corporativos, desregulando la atención médica pública. En ese escenario
sentimental, los teletones reproducían la imagen de gente con discapacidad como
pasiva y apolítica (Longmore, 2016).
En México el Estado asumió con beneplácito la nueva función médico-reha-
bilitadora que se organizaba desde el empresariado. De hecho, se otorgaron trans-
ferencias de recursos públicos mientras que las unidades básicas de rehabilitación
del país carecían, hasta la fecha, de insumos. En 2014 la Organización de Naciones
Unidas (ONU) solicitó al Estado mexicano que asumiera su papel y dejara de otor-
gar recursos a una entidad privada que promovía imágenes estigmatizadoras de las
personas con discapacidad (ONU, 2014). En los últimos años, Teletón se apropió
del discurso de derechos humanos y se alió con asociaciones civiles para legitimar
su presencia ante la sociedad, el gobierno y la ONU. En cuanto a rehabilitación de
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