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Construcción científico-estatal de anormalidad en la Ciudad de México
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«rendimiento intelectual en niños con sordera de tipo perceptivo». Al trabajar con
setenta y tres alumnos con ese tipo de sordera, llegaban a las siguientes conclusiones:
La sordera perceptiva por sí misma causa de deficiencia mental; pero sí secundariamente por el
desajuste emocional y la falta de estimulación derivados de la ausencia del lenguaje en los casos en
que la profundidad, fecha de aparición y antigüedad de la sordera acarrean esa complicación. Los
niños con sordera perceptiva que presenta el rendimiento intelectual inferior a subnormalidad,
probablemente tienen asociado a algún tipo de complicación orgánica supranuclear o su sordera
se combina con alteraciones emocionales graves (Peinado et al., 1959: 200).
Con métodos médicos cada vez más complejos, este tipo de trabajos pare-
cían renombrar bajo nuevos términos la aparente relación entre la «ausencia del
lenguaje» y la deficiencia mental, además vinculándola con desajustes emociona-
les. Desde esta perspectiva, la inteligencia o el desarrollo intelectual se construyen
como procesos individuales. Durante este periodo también se abordó la cuestión de
la consanguinidad, que en México tenía su referente histórico con el trabajo de Luis
Hidalgo y Carpio, cuyo título es «Medicina Legal Mexicana», publicado en 1869.
Especialmente el médico Francisco Hernández Orozco y un grupo de inves-
tigadores adscritos al Instituto Nacional de Audiología publicaron algunos trabajos
en Anales de Otorrinolaringología entre la década de los cincuenta y los sesenta.
A diferencia de Hidalgo y Capio, estos nuevos trabajos establecían una relación de
mayor distancia objetiva, evitando realizar juicios de valor acerca de la consangui-
nidad y la sordera. Sus trabajos con poblaciones compuestas por familias con varias
generaciones de personas sordas, se sofisticaban en los métodos de recolección y
análisis de datos.
A menudo sostenían que, de sus muestras, cerca del siete por ciento del total
de familias analizadas, correspondían a sorderas vinculadas con la consanguinidad.
En este tenor, Hernández y Torres, concluían en su trabajo de 1962 que «la frecuen-
cia de consanguinidad de los padres en la sordera perceptiva familiar es más alta
que en los casos de sordera por otras causas» (Hernández y Torres, 1962). Su traba-
jo, que apela a la ciencia objetiva, está despojado de juicios de valor al respecto. Sin
embargo, la evidencia sustentada estadística y clínicamente, no puede considerarse
como neutral para la reacción de la sociedad, las políticas sociales y reproductivas,
así como para las prácticas que los médicos realizan en la intimidad de su consul-
54 El tipo perceptivo alude a una pérdida de audición por daño en el oído interno o en los nervios que lo vinculan con el
cerebro.
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