Page 174 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
hasta la fecha administran el Templo, inició la atención a las personas sordas desde
el punto de vista religioso cuando habría comenzado a experimentar pérdida de
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audición. El suceso generó una suerte de empatía e inquietud sobre la vida espiri-
tual de las personas sordas. Se trata de un acontecimiento histórico que se conoce y
circula en el Templo. El otro antecedente se relaciona con la fundación de los Misio-
neros Claretianos a mediados del siglo XIX en España por parte del Padre Antonio
María Claret y Clará, cuya denominación es Congregación de los Misioneros Hijos
del Inmaculado Corazón de María.
En dicha congregación participó desde su inicio el padre Jaime Clotet quien se
destacó por el vínculo que estableció con personas sordas. En 1870 publicó un catecis-
mo, cuyo título es «Catecismo de los mudos». Los Claretianos en México poseen una co-
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pia impresa de dicho documento. En cierta ocasión el Hermano Salvador, quien coor-
dina todas las actividades que las personas sordas realizan en el Templo, me mostró la
copia que ya dejaba ver los estragos del tiempo. Ahí el Padre Clotet describe cómo deben
articularse las señas religiosas. De acuerdo con el Hermano, y según la información con-
tenida en el catecismo, Clotet se acercó a las personas sordas cuando un joven en esta
condición llegó a su iglesia para confesarse, sin saber exactamente cómo comunicarse.
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Este hecho marcó al Padre quien decidió iniciar una labor religiosa al respecto.
Catorce años después de la publicación del catecismo, en 1884, los Claretia-
nos llegaron a México con el padre Domingo Solá, teniendo una primera sede en To-
luca, Estado de México. El padre José Xifré, de los primeros misioneros junto a Claret
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y Clotet, también hizo algunas visitas a México. En 1892 se les cedió el Templo de
San Hipólito en la Ciudad de México (Álvarez, 2019). Clotet murió en 1898, pero al
parecer no vino a México.
76 De acuerdo con la breve biografía incluida al final de su tesis doctoral «Las procesiones Sagradas. Síntesis histórica y
comentario» (1932), el Padre Torrente nació en Tolva, Provincia de Huesca, España. En 1900 fue enviado a las misiones de
México, Texas y California. En 1929 se trasladó a Washington donde estudió derecho canónico. Sin embargo, en su tesis
no habla acerca de las personas sordas en México o de su condición auditiva.
77 Además, Clotet publicó: «La comunicación del pensamiento por medio de señas naturales. Ó sean Reglas para entender
y hacerse entender de un sordomudo» (1866) y «El Catequista del Sordomudo Ignorante» (1890) (Martínez, 2016).
78 De algún modo Clotet continuaba la tradición evangelizadora iniciada en España por el monje Pedro Ponce de León en
el siglo XVI. En la historia de aquel país se escribieron al menos tres catecismos para personas sordas y uno de estos fue
publicado precisamente por el Padre Clotet (Gascón, 2009). Asimismo, los casos de los Padres Torrente y Clotet remiten
a las experiencias del monje Pedro Ponce de León, Bonet, el Abate l’Epée y otros religiosos que en determinado momento
de sus vidas entraron en contacto con las personas sordas. Quizá podrían vislumbrarse como casos fortuitos y aislados en
la historia, pero también es cierto que entre ellos hay una suerte de continuidad deliberada y tradición. Además, es nece-
sario considerar cómo dentro del cristianismo se fundó el sentido de ayuda, caridad y respaldo de los más desprotegidos,
incluyendo a las personas sordas que entraron en esta categoría no sólo desde el punto de vista social y económico, sino
también comunicativo y moral. Por ello no es fortuito que los primeros trabajos del monje Pedro Ponce de León y Bonet se
hayan enfocado en gente sorda de clases altas de sus respectivas épocas.
79 Tomado de: http://www.claretianos-paris.org/Historia-de-la-congregacion,45
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