Page 326 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        hecho, esta fue la única familia de tales cualidades con la que realicé investigación.

               Ahora bien, trabajar con padres y madres es ya un indicio acerca del régimen
        de curso de vida dependiente de los adultos y la familia, por lo menos durante los pri-
        meros años de vida.  Aun cuando los hijos sean sordos y sus familiares cercanos tam-
        bién, como sucede con Ilse y Jazmín, introducirse en las señas y en sus consecuentes
        posibilidades de socialización, sigue siendo una decisión que depende de los adultos,
        sin omitir la influencia de la familia extendida oyente. Recuérdese que incluso los
        abuelos de Ilse ofrecieron ayuda para que pudiese acceder a un implante coclear.

               Padres, madres e hijos suelen realizar en conjunto las actividades relacionadas
        con las señas: los hijos son llevados a la escuela, incluso como he relatado, algunas ma-
        dres trabajan en el IPPLIAP, y al Templo de San Hipólito también acuden en compañía.
        Desde luego, estos niños y niñas pertenecen a las generaciones actuales que han apren-
        dido señas a una corta edad, desde los 3 años en el IPPLIAP o incluso antes como Jazmín,
        hija de sordos o Noé, que al año y medio comenzó a acudir con una profesora particular.


        1. Noé, Selma, Joaquín: un «viaje» familiar


        Podría creerse que por su corta edad las experiencias en torno de la LSM y la comu-
        nidad sorda son escuetas. Sin embargo, el enfoque de curso de vida permite iden-
        tificar que a mayor edad no precisamente significa una interacción más profunda y
        extendida con la comunidad. El involucramiento depende de varios factores, como
        los capitales sociales y educativos. Jazmín y su hermana Ilse cuentan con el respaldo
        de sus padres sordos señantes. Noé con los capitales educativos de sus padres, como
        ellos mismos identifican:

             ¡Llegamos ahí (a una escuela) y nos dijeron que no lo podían recibir porque era sordo!, y nosotros,
             yo creo que aparte tenemos la ventaja de que nuestro nivel educativo nos da, nos conecta, nos
             trabaja la ardilla… hay muchas cosas que vemos de otra manera, que creo que por eso muchas
             veces algunas personas sordas, pues bueno, no siempre tienen la posibilidad de que sus familias las
             apoyen porque hay otras personas que les meten ideas y se quedan con eso. En cambio, nosotros
             siempre fuimos como: «espérate las cosas así no son» (Selma) 148


        148   La expresión «nos trabaja la ardilla» hace referencia a la capacidad intelectual de las personas para reflexionar deter-
            minada situación, en este caso vinculada a un grado académico como se alcanza a apreciar. Joaquín y Selma son licen-
            ciados en biología. En 2019 Selma estaba estudiando un doctorado en bioquímica y Joaquín ejerciendo como intérprete
            de señas en educación media superior.

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