Page 328 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        de hacer extensivas las señas aprendidas en dos lugares emblemáticas, mediante los
        consejos y relatos de vida del profesor y de otros integrantes de la pastoral, Joaquín
        y Selma estaban haciendo frente a sus angustias sobre el futuro de su hijo Noé: «nos
        decían: ‘pues si su hijo puede trabajar’, es más cómo es apertura de ver que no pasa
        nada, yo creo que el miedo que todos los papás tenemos es: ‘¿qué va a ser mi hijo?’»,
        añadió Selma. Aunque ellos como padre y madre no se resistieron a la posibilidad
        que las señas les estaban ofreciendo, reconocen que el proceso de reconocer que un
        hijo es sordo, no es sencillo.


               En estos primeros años de vida de Noé, sus padres comenzaron a distinguir
        lo que ofrecían las escuelas de gobierno y el grupo católico. Noé asistió al preescolar
        primero en USAER y después en el CAM, aunque no tuvo muchos aprendizajes. Úni-
        camente consideran que el CAM le dio identidad mediante la convivencia con otros
        alumnos sordos. Dado que Joaquín y Selma ya habían incursionado en la LSM, inclu-
        so recuerdan que comenzaron a enseñar señas a las profesoras del CAM. En cambio,
        además de las señas, la pastoral católica les estaba permitiendo esbozar un cambio
        de perspectiva:

             Ya estábamos en la comunidad de sordos y empezamos a salir a reuniones nacionales. Nos tocó ir
             a San Luis Potosí, Guadalajara, Querétaro… eran reuniones católicas de las congregaciones que
             se reúnen una vez al año y hacen talleres de interpretación y otras actividades. A nosotros desde
             el primer año que llegamos nos llevaron y entonces… recuerdo muchísimo la primera vez que fui
             a una reunión nacional, la verdad ahorita me da risa, pero en ese momento no era así y para mu-
             chos papás no es así porque yo decía: «¡ay, pobre de mi hijo ¿qué va a hacer?!», y entonces cuando
             yo fui ahí, o sea me sorprendía el hecho de que una persona hasta pudiera viajar sola porque yo
             decía: «es que siempre tiene que ir con alguien para comprar su boleto y cómo…» ya luego llegas
             ahí y no, pues este es lingüista, este dentista, este psicólogo y todos usan señas, no hablan ¡wow!
             (…) justo nos tocó ahí en San Luis Potosí el ver casos de personas que decían: «es que a mí me
             oralizaron, pero cuando yo descubrí las señas fue como volver a nacer» y entonces decíamos: ¡Ay,
             pues sí vamos por el camino correcto!, y nuestro hijo sí puede ser algo en algún momento y creo
             que eso fue mucho de lo que estuvo influyendo en las decisiones que tomamos (Selma).


               Selma recuerda que antes de que su hijo naciera y supieran que era sordo,
        ya habían perfilado un horizonte en el que Noé aprendería a tocar algún instrumen-
        to musical, viajar, aprender idiomas, es decir, realizar actividades que se supone,
        sólo los oyentes pueden hacer, incluso viajar. Con el descubrimiento de su condición
        auditiva, el futuro se desdibujó. Tiempo después se dio cuenta de que los sordos
        pueden viajar solos y entonces paulatinamente el futuro volvió a tomar forma bajo
        nuevas posibilidades. En el capítulo pasado se describió que, durante la experiencia
        de primer contacto con la comunidad, son habituales los sentimientos de los pa-


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