Page 600 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
además, lenguas de señas más locales producidas generalmente ahí donde grupos
extensos, compuestos por diversas familias, han compartido una misma región y de-
sarrollado una lengua de señas. En México el caso por excelencia es el de los pueblos
sordos mayas en Yucatán.
En quinto lugar, otro «mito» o prejuicio recurrente es pensar que una per-
sona sorda sabe lengua de señas por «ser sorda». Ya se explicó cómo sucede este
fenómeno en términos socio-espaciales. Lo último que escuché, poco antes de ter-
minar este trabajo, es que quien aparece en televisión haciendo señas es sordo. Hay
intérpretes sordos, pero no son comunes ante las cámaras. En suma, este tipo de
prejuicios demuestra la capacidad que hay en el ser humano para elaborar nuevas
ideas y hacerlas realidad en la práctica sobre aquello que se desconoce; ideas que
tienden a manifestarse por igual en eventos públicos, en internet, durante conversa-
ciones cotidianas cara a cara o en los medios de comunicación más tradicionales.
Lejos de reducirse a creencias o suposiciones, se vinculan vigorosamente
con la posición que las personas, objeto de los prejuicios y con menos poder, ocupan
en determinada sociedad. No es fortuito que, como lo demuestran las estadísticas,
muchas personas sordas estén en clara desventaja cuando se trata de acceder al
trabajo, la educación, la salud o el ocio. Situados en el actual contexto de las políticas
del reconocimiento y del lenguaje, habrá que manifestar la imposibilidad de reducir
el lenguaje a un conjunto de formas «correctas» de enunciación y de desvincularlo
de las posiciones que los sujetos, objeto del lenguaje, ocupan en una estructura so-
cial. 278 Es decir, la evocación correcta de términos como lengua de señas o Sordo,
deben vincularse con las condiciones materiales de vida de aquellas personas que
se pretende representar adecuadamente con las palabras.
Algunas palabras más son necesarias para concluir con una primera apro-
ximación a la noción de razón oyente y otros conceptos propuestos. Reafirmo su
origen primordialmente etnográfico, pero en diálogo con otras investigaciones his-
tóricas y empíricas, así como con otros conceptos que la academia anglosajona y
europea ha producido desde la década de los setenta. Quizá en otra oportunidad
se pueda extender la discusión para pensarlo desde conceptos «por relación ne-
278 En México, según los datos más recientes, durante 2014 la tasa de participación económica de la población sorda ma-
yor de 15 años fue del 35 %, mientras que la tasa de participación de personas sin ningún tipo de discapacidad llegó al
64.7 % (INEGI, 2015; INEGI, 2016). Asimismo, de las personas sordas entre 3 y 29 años, cerca del 14 % asistía a la escuela,
mientras que, en el mismo rango de edades, entre quienes no tienen ningún tipo discapacidad fue del 60.5 % (INEGI,
2015; INEGI, 2016).
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