Page 596 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        la mítica pugna entre ciencia y religión se disuelve para alinearse y emular el mismo
        discurso. 277

               Ya en el siglo XXI, con el discurso de la audióloga que aparece en la introduc-
        ción de esta obra, la pérdida de audición es resultado del encuentro entre personas
        biológica y socialmente distantes, dado que lo atribuye a la mezcla de gente de dis-
        tintas «razas». En consecuencia, la lejanía sustituye a la cercanía y, sin embargo, es
        probable que el discurso de lo cercano también siga vigente, de modo que uno ya
        no sabría con quién emparentarse si no desea tener descendencia sorda o con cual-
        quier otra discapacidad. Las prácticas eugenésicas también se renuevan. Por ejem-
        plo, tuve noticia en una entrevista de una mujer que, luego de su segundo embarazo,
        fue persuadida por los médicos para realizarle inmediatamente una salpingoclasia.

               Los discursos cambian, pero mantiene esencias antiguas. Otro ejemplo de las
        mutaciones discursivas refiere a la animalidad, como quinto elemento de análisis. En
        el «siglo de las luces» el interés por el origen de las lenguas llevó a la conclusión de
        que su ausencia en el humano lo ponía en «estado natural», el cual se acercaba más a
        lo animal que a lo humano. Como las lenguas no se hallaban en los sordos, entonces
        llegaron a asociarse con ese estado natural del ser humano. La oralidad y más aún la
        escritura, se convirtieron en rasgos distintivos de la evolución; no hay cultura y civi-
        lización sin las tecnologías de la escritura, se indica. Pero luego surgieron las lenguas
        de señas y se reactualizan algunos prejuicios, como la idea de asociarlas con una
        forma de comunicación de otros animales, específicamente de los simios.

               En el capítulo V expuse varias referencias a la burla y la negación de las
        señas por considerarse que así se comunican los «monos». Pfister (2015) expone
        referencias similares en su estudio dentro del IPPLIAP. Entonces, pareciera que, en
        el marco de un evolucionismo lingüístico, las personas sordas siempre se hallan por
        detrás de las formas de comunicación entre oyentes: primero sin lengua y luego con
        algo que se comparte con los chimpancés. Desde la segunda mitad del siglo XX se
        popularizaron investigaciones sobre el aprendizaje de señas entre chimpancés. En
        la década de los noventa, por lo menos, recuerdo que se proyectaron algunos pro-
        gramas de televisión sobre este hecho que conmocionó a más de uno, pero ¿habrán
        contribuido a reforzar los prejuicios sobre las personas sordas?



        277   Asechando a las minorías indígenas, el discurso monogámico también ha recaído sobre comunidades indígenas en las
             que se llega a practicar la poligamia.


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