Page 592 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        decían en IncluSor como «mecanismo de defensa siendo sordos»: «dejar de pedir
        perdón y al-fa-be-ti-zar a los oyentes»; ambas frases propiedad de Ángela.

               Luego de este primer encuentro sociolingüístico, el curso de vida posterior
        también pone de relieve al mismo tiempo pluralidades sobre los modos de realizar-
        lo y de encuentros con alguna manifestación de la razón oyente, siendo destacable
        las sospechas del audismo interiorizado y el desencanto de la comunidad sorda.
        Las otras biografías, sin embargo (capítulo V), también dejan ver procesos de soli-
        dificación de una identidad sorda, mayor involucramiento y un horizonte de mayor
        politización a favor de la comunidad.

               En cuanto a la vida de los grupos, se presentan otras formas de relación con
        los oyentes, destacando los vínculos con instituciones del Estado, principalmente
        para IncluSor y los vagoneros. Como grupos con objetivos y modos de ocupar el
        espacio público en su dimensión espacial abierta y pública y cerrada e institucional,
        los diferentes y hasta contradictorios «brazos» institucionales del Estado prepara
        un terreno para cada grupo según su mirada: el de las políticas de discapacidad o
        aquellas que oscilan entre el asistencialismo y los tratos difusos. Por otro lado, en las
        religiones también se esbozan desde su interior otros sentidos de las señas y del ser
        sordos. Mientras que los católicos se hallan en el marco de significados religiosos y
        culturales, los Testigos de Jehová se rigen cardinalmente por la constitución de los
        sentidos religiosos del mundo, reservando significados particulares para la condi-
        ción de sordos y las lenguas de señas. Es así como la razón oyente, en su mecánica
        religiosa, guarda la promesa de la audición y la prescindencia de las señas una vez
        que concluya el actual sistema de cosas.


               La última parte de la investigación dio cuenta sobre cómo las tecnologías de la
        audición y la palabra oral colisionan con los valores sensoriales, expresivos y sociales de
        la comunidad sorda para definir cómo deberían de ser las personas sordas. Aquí la plu-
        ralidad fue vista desde la dimensión individual: cómo las características sensoriales, del
        habla o la lectoescritura, más las sociales (familia, educación, trabajo) se conjugan para
        dar forma a sordos disímiles. Nuevamente el audismo interiorizado se manifestó, dado
        que, ya sin la presencia de los oyentes en las discusiones, algunos sordos parecieran
        emular prácticas y discursos que generalmente se atribuirían a los oyentes.


               Finalmente, la lengua de señas expresó un fenómeno similar en el sentido de
        que distintos agentes convergen en la disputa por la legitimidad y usos del acervo



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