Page 89 - Más allá de la razón oyente digital digital
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La trama de la razón oyente en Occidente




          trucción de la palabra oral-escrita en sordos, son procesos simultáneamente labra-
          dos desde la religión. No es, desde luego, un suceso fortuito. A mi parecer, revela que
          la normalización corporal-comunicativa se entrelaza con una forma de normaliza-
          ción menos perceptible: la intención de forjar un sentido moral-normal de la vida,
          de urdir humanidad en el sujeto sordo y de hacerlo parte del proceso civilizatorio.

                 Las señas serán hasta cierto momento de la historia, al menos desde los
          griegos, pasando por Diderot en el siglo XVIII y hasta el siglo XX, algo más que mera
          mímica (Havelock, 1996; Ong, 2006; Berger y Luckmann, 2003) pero no una lengua
          con la que se pueda verdaderamente comunicar. El acto del habla no se reduce a un
          acto orgánico, es sobre todo un acto político. La repercusión de este proceso de do-
          minación es la colocación de las personas sordas en un lugar de la historia fincado a
          la figura del sujeto-objeto de los deseos, intereses y preocupaciones oyentes.

                 De Clerck y Hoegaerts (2016) han analizado el uso de metáforas referidas
          a la voz y la escucha en el ámbito político. Cuando Spivak parte de preguntar si «el
          subalterno puede hablar», no está cuestionando la capacidad orgánica, sino la posi-
          bilidad de contar con un lugar de enunciación. Para De Clerck y Hoegaerts, este tipo
          de visiones acerca del habla oral como posibilidad de enunciación política, terminan
                                                                   29
          por afectar la competencia política de las personas sordas.  De acuerdo con De
          Clerck y Hoegaerts no sólo se requiere de un lugar para hablar, sino que se reconoz-
          can otras modalidades de habla en la arena política, más allá de la voz sonora y de la
          escritura. Así como se ha pensado que las señas son una forma incapaz de expresar
          conceptos abstractos, parece ser que también se le niega la capacidad de expresar
          ideas y posiciones políticas en la esfera pública. El «silencio» de las señas como for-
          ma de manifestación de un discurso social y político es una elección y no un defecto
          (Brueggeman, 1999). En el capítulo VII habrá oportunidad para analizar los usos
          literales de la voz y la lengua de señas en la esfera pública y política contemporánea
          en la Ciudad de México.

                 Este conjunto de visiones y prácticas contemporáneas ponen de manifies-
          to el pensamiento de Aristóteles sobre la correspondencia entre el alma, el sonido
          (como la oralidad) y la escritura. Aunque si bien esta equivalencia pareciera no dejar
          lugar para las lenguas de señas, en esa misma cita podemos hallar una salida, una

          29   Aquí recuerdo cuando platicando con un conocido mío, eminente marxista, sobre las manifestaciones sociales en América
             Latina durante 2019, le comenté que las personas sordas estaban saliendo a manifestarse junto a la sociedad en general
             debido a las condiciones de desigualdad que se están viviendo. Prácticamente, fue impensable para él que se pudieran
             manifestar sin una «voz».

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