Page 91 - Más allá de la razón oyente digital digital
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La trama de la razón oyente en Occidente
los grupos religiosos fueron los primeros sectores en entender que la curación de la
sordera y la habilitación del habla oral no siempre sería posible y que la comunica-
ción efectiva podría suceder mediante las señas, incluido el encuentro con Dios.
Desde mi punto de vista, Dios es, al menos inicialmente, un Dios de oyentes.
Él es escucha y es también palabra oral y escrita; si las personas sordas se encuen-
tran desprovistas de estos atributos comunicativos, entonces la presencia de Dios
debe producirse mediante la palabra. Es necesario forjar los mecanismos para que
se pueda hablar con él, que escuche los pecados y puedan ser leídas sus enseñanzas.
Una vez que se instruye la presencia de Dios, y que se puede comunicar con él, habrá
forma de fundar un sentido moral que oriente la vida en la Tierra.
Los valores, la cultura y la moralidad son formas de regulación de la conduc-
ta de los individuos, cuyo aprendizaje y transmisión social es posible a través de la
comunicación oral y escrita, la cual depende vigorosamente de la escucha. Aunque
esta preeminencia no diluye la posibilidad de aprendizaje visual e imitativo.
Si las personas sordas no han accedido a este conocimiento regulador, en-
tonces se hallan en un estatus previo al del sujeto moral. Por ello, como se ha visto,
el sujeto sordo ha sido concebido como aquel que yace en un estado cercano a la ani-
malidad. La misión del mundo oyente, primeramente, a través de la religión, será ur-
dir humanidad en este. Al forjar formas de comunicación oral-escrita, intercaladas
con señas, se abrirá la posibilidad (o el milagro) de que pueda conocer las normas
de Dios y de la sociedad. Esto es, en última instancia, la tarea de civilizar; una tarea
que es permanente y vigente, la cual abordo en capítulos posteriores a la parte uno
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del libro.
Si con la religión se hallan los primeros indicios de «normalización espiri-
tual y moral» mediante procesos pedagógicos y logopédicos, de manera paralela
corrió el proceso de normalización desde el punto de vista médico-orgánico. Si bien
desde la Grecia Clásica se produjeron intentos de curar la supuesta mudez (antes
que la sordera), los métodos se sofisticaron hasta alcanzar su punto más álgido en
el siglo XIX con el desarrollo de la ciencia y la tecnología. De hecho, los intentos de
salvación del pecado y de normalización médico-pedagógica consagrados desde la
30 Dada la fundación de escuelas religiosas para personas sordas, estas instituciones se han consagrado como pilares fun-
dacionales de comunidades sordas y las lenguas de señas en todo el mundo. Primero en Europa, luego en Estados Unidos
y de modo más reciente, por ejemplo, en África.
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