Page 112 - Derecho humano a la cultura. Colecciones y coleccionismo
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Eric Eduardo Márquez y Manuel Alfonso Melgarejo
plo, en 2005, la antropóloga Yolanda Ramos donó 40 piezas destacando la cestería o
alfarería de Izúcar de Matamoros. A pesar de que estas colecciones podrían aumentar
fácilmente, las regulaciones institucionales limitan el inventariado de estos objetos
debido a su accesibilidad y al hecho de que fueron creados en el siglo XX.
Una de las situaciones que se deben analizar con mucha precaución es la adquisición
de objetos con características específicas para su conservación; algunas veces los ob-
jetos orgánicos se resguardan como bienes culturales aunque con el paso tiendan a
desaparecer, por ejemplo en el museo regional se resguarda un pan de fiesta adquirido
en la década de 1990; también, algunas velas o cirios que por condiciones ambien-
tales perdieron su forma original; otros más como jarrones de cristal utilizados en
las ofrendas ya cuentan con afectaciones en sus colores. Estos objetos fueron selec-
cionados por los investigadores bajo sus propios criterios entre ellos, la importancia
cultural y el significado para los grupos sociales. Estos objetos representarían a las
comunidades dentro de un espacio de reconocimiento social como es el museo.
A modo de conclusión
Al coleccionar, lo decisivo es que el objeto sea liberado de todas sus funciones
originales para entrar en la más íntima relación pensable con sus semejantes.
Esta relación es diametralmente opuesta a la utilidad, y figura bajo la extraña
categoría de la compleción. ¿Qué es compleción? Es el grandioso intento de
superar la completa irracionalidad de su mera presencia integrándolo en un
nuevo sistema histórico creado particularmente: la colección. Y para el verda-
dero coleccionista cada cosa en particular se convierte en una enciclopedia que
contiene toda ciencia de la época, del paisaje, de la industrial y del propietario
de quien proviene. La fascinación más profunda del coleccionista consiste en
encerrar el objeto individual en un círculo mágico, congelándose éste mientras
le atraviesa un último escalofrío (el escalofrío de ser adquirido). (Benjamin,
2009, p. 223)
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