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Geografía Sorda
de los datos, como antropólogo, lo que resaltaba era la construcción imaginaria de
un lugar que no conocieron y el significado que le daban a la institución, asociado al
surgimiento de la comunidad sorda.
La ENS, efectivamente, había transitado por varias sedes, pero al mismo
tiempo fue cambiando su enfoque educativo. Antes de que la ENS se consagrara
como tal, y de ocupar el edificio del ex convento de Corpus Christi, la institución
pasó por varias fases previas. De hecho, su primer «lugar» no sería precisamente
físico, sino en el papel. Vale la pena recordar que el lenguaje tiene el atributo de
producir lugares. El acto comunicativo antecede a la construcción física del lugar,
independientemente de que se materialice o no. Lefebvre (2013) ha hablado de este
proceso cuando concibe que existen «espacios de representación»: espacios que se
originan y proyectan desde el pensamiento, la imaginación y el discurso.
Ciertamente, en el discurso político fue la primera forma en la que las escue-
las para «sordomudos» existieron en México. Las dos primeras instituciones pla-
neadas en la segunda mitad del siglo XIX desde el ámbito gubernamental, una en la
Ciudad de México y otra en el Estado de Jalisco, no llegaron a construirse debido a
las múltiples y recurrentes adversidades sociales, políticas y económicas que carac-
terizan a la historia de este país. En el caso de Jalisco, el congreso del Estado decretó
su creación en 1872, pero al parecer no se cristalizó debido a la falta de un profesor
que pudiese encargarse del establecimiento (Díaz, 1875). En cuanto a la escuela
que se establecería en la Ciudad de México, luego del triunfo de Juárez en la Guerra
de Reforma, en su corto gobierno promulgó la Ley de Instrucción Pública en 1861,
aunque el proyecto se vio truncado debido a los problemas que el país enfrentaba
por la inminente Intervención francesa (Flores 1888).
En el breve periodo que Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota se
mantuvieron en el poder, entre 1864 y 1867, surgió la escuela para «sordomudos»
con la llegada del profesor francés Eduardo Huet («sordomudo» según sostenían los
periódicos de la época) y su esposa Catalina en 1866. Huet murió en 1882 (Jullian,
2002) y la escuela siguió funcionando con nuevos directivos. En 1928 la ENS cambió
de sede debido a que las autoridades decidieron fusionarla con la de ciegos, pasando
a ubicarse en la calle de Mixcalco (Jullian, 2013), también en el centro de la ciudad.
Ahí, el proyecto sólo duró nueve años: en 1937 se diluyó a partir de las manifesta-
ciones de la gente internada, especialmente de los ciegos, quienes demandaban más
autonomía en la gestión de la institución (Jullian, 2013). Al separarse, la primera
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