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Geografía Sorda
ción Colaboradores Lengua de Señas Mexicana, me dijo en una entrevista informal
que son cincuenta y cuatro. Más allá de algunos sitios institucionales ya descritos
como escuelas e incluso grupos religiosos que se definen como asociaciones civiles,
durante el trabajo de campo, cruzando datos en terreno físico y en Internet, registré
alrededor de treinta y tres agrupaciones (denominadas asociaciones civiles o no).
Además, hay por lo menos cuatro agrupaciones de intérpretes de LSM y al-
gunos otros intérpretes que parecen laborar de forma individual o en grupos que
no cuentan con una figura pública. Es probable que la ciudad concentre el mayor
número de asociaciones de personas sordas en el país. Incluso en el ambiente social
hay una percepción de saturación, como me lo expresó Jaqueline, la profesora de
señas e intérprete en IncluSor, cuando afirmó que: «¡en la ciudad ya son muchas
asociaciones, ya no cabemos!».
Ahora bien, surge el cuestionamiento sobre cuál es el lugar geográfico que
todo el conjunto de asociaciones ocupa en la ciudad. En principio, a diferencia de
los lugares más institucionalizados, como los religiosos, educativos o de diferentes
áreas de gobierno que he descrito, el registro y el mapeo de las asociaciones ha sido
más complicado. Durante el trabajo de campo había partido de una perspectiva feti-
chista de las asociaciones en términos espaciales. Es decir, creer que a todo grupo le
corresponde la utilización exacta, permanente y bien definida de un lugar.
Parecía haber sido una pérdida de tiempo el pretender localizar a algunas
asociaciones de las cuales no aparecían sus direcciones, sin embargo, ello se con-
virtió en un dato. Por un lado, en términos temporales, hay asociaciones que clau-
dicaron sin dejar muy clara su situación o que su vida fue muy corta. Por ejemplo,
la Asociación por el Desarrollo Integral del Sordo, la Sociedad Cultural de Sordos de
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México o el Centro Educativo Expresión y Libertad. Otras se transformaron con
el tiempo y cambiaron de nombre. Por otro lado, en términos espaciales, aunque
vigentes, no todas cuentan con un lugar fijo. De las treinta y tres agrupaciones, al
menos catorce cuentan con una sede física, la cual no siempre es propia; en oca-
siones es rentada o prestada por el gobierno. En menor medida se trata de casas
particulares.
98 Esta última asociación fue una escuela bajo la figura de asociación civil. Si bien la institución ya no existe, sus representan-
tes se siguen definiendo en público a través de dicha entidad. Este tipo de aspectos dificulta el análisis socio-espacial de
las asociaciones en la ciudad y en México.
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