Page 238 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




               En años recientes el Metro de la Ciudad ha comenzado a suministrar Inter-
        net en algunas líneas, incluida la tres. Esto ha servido como un mecanismo de segu-
        ridad, en tanto que ha permitido una mayor comunicación entre el grupo a través
        de un grupo de WhatsApp y videollamadas. Generalmente hacen videos para saber
        en dónde se encuentran sus compañeros y establecer puntos de encuentro o de re-
        tirada. Estando en el Metro se conoce a mucha gente de los negocios, a transeúntes
        recurrentes y a otros vendedores. El Metro tiene una vida social vigorosa donde se
        pueden tejer relaciones de amistad y solidaridad, como sucede con David que guar-
        daba su mercancía hasta antes de renunciar al trabajo de vendedor de libros, pero
        también es un sitio donde los vagoneros sordos deben tomar precauciones. Por todo
        ello, no es posible ubicar a sitios como el Metro dentro de lo que Augé (2000) llama
        «no lugares».



        11. Uber, grupos móviles y la ausencia del lugar fijo

        Quizá una de las características más generales acerca de los lugares en los que con-
        curren las personas sordas, es que se crean en espacios físicamente fijos; la reunión
        o la asociación se localizan en sitios con contornos más o menos afianzados y defini-
        dos, aunque también es posible identificar una forma móvil de producir relaciones y
        lugares. Me refiero a aquellas colectividades que se crean a partir del movimiento en
        el espacio. En primer lugar, como he señalado, los vagoneros establecen dominios
        lineales sobre el Metro, pero para ello es necesario moverse de vagón en vagón para
        ofrecer sus productos y también para mantener una vigilancia sobre la presencia de
        otros sordos. Si bien en movimiento, este no excede la línea que yace bajo su control.


               Otro grupo, cuya razón de existir surge en función del movimiento, es la an-
        teriormente citada asociación de bici-sordos. Dentro de las conferencias y pláticas
        que la sala de LSM de la biblioteca Vasconcelos suele realizar, Ismael el fundador
        de bici-sordos fue invitado para presentar lo que realiza esta asociación deportiva.
        Formado en 2013, el grupo se ha dedicado a rodar dentro y fuera de la ciudad, de
        modo independiente o con «el clan» que es una organización más amplia formada
        por diversos grupos de ciclistas oyentes y bici-sordos. Ismael comenta que en el país
        se han organizado otros grupos de ciclistas sordos, pero han perecido.


               Al final de la presentación de Ismael tuve oportunidad de realizarle una en-
        trevista informal. Él comenzó a rodar con oyentes, pero posteriormente empezó a



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