Page 272 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia
Clotet, una profesora de IPPLIAP, una mujer que asistía a las actividades de IncluSor
y un joven profesor de LSM de San Hipólito, expresaron que su primer contacto con
las señas ocurrió en algún CAM emplazado en la Ciudad de México. Pese a la oportu-
nidad que ofrecen estas escuelas, no pocas personas con las que hubo oportunidad
de trabajar manifestaron su descontento con algunas de estas escuelas. Sus expe-
riencias daban la impresión de que iban «huyendo» de ahí. Una de las razones es
que el nivel de LSM que se maneja en varios CAM llega a ser básico. Otra común es
ver negativamente que en algunas sedes los grupos son mixtos, es decir, incluyen a
estudiantes con distintos tipos de discapacidad, lo que generaba una atención poco
profunda y especializada por parte de los profesores.
De hecho, en el mismo evento realizado por MEBISOR en la Cámara de dipu-
tados, una joven de 15 años aproximadamente pasó a contar su experiencia escolar
en un CAM, relatando cómo al cabo de un tiempo se convirtió en la «asistente» de la
profesora, lo que incluía, por ejemplo, llevar a los niños con discapacidades físicas
e intelectuales al baño. El Centro Clotet es otra escuela especializada en la Ciudad
de México. Cubre de primaria a secundaria y recientemente se extendió la oferta al
bachillerato. Ahí también es común que acudan niños que no han aprendido LSM,
algunos provenientes de escuelas de oyentes, como fue el caso de Saúl: «en la pri-
maria no había sordos, eran puros oyentes, yo tenía 6 años. Empecé a estudiar la
primaria, yo era sordo y pues no me hablaban en lengua de señas y poco a poco iba
yo captando (…) En la escuela de oyentes no entendía qué significaban las palabras,
qué querían decir las cosas» (Saúl).
La vicisitud comunicacional ha provocado que los familiares se dispongan a
buscar una escuela donde se emplee la LSM. Comúnmente detrás de esta decisión se
halla un camino recorrido por instituciones médicas y educativas inclinadas hacia
lo auditivo y oral. Además de su padre y madre, Saúl fue apoyado por un tío y una
tía con la finalidad de encontrar una escuela para Sordos. Ellos les entregaron un
folleto con información del Centro Clotet y fue así como se inscribió. Debido que en
la escuela de oyentes se proporcionaron poco conocimiento asequible, en el Centro
Clotet tuvo que nivelar su grado académico, comenzando por la adquisición de la
lengua de señas.
Jorge, profesor de bachillerato del Centro Clotet señala que han llegado estu-
diantes de hasta 20 años, sin haber tenido contacto previo con una escuela y apren-
dizaje de las señas. Por ejemplo, en 2019 tenía dos alumnas hermanas a quienes
el padre negó la asistencia a la escuela. Las cosas cambiaron cuando comenzaron
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