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Experiencias com-ún-itarias de iniciación en las señas




                 Además de prevalecer la posición oyente en cuanto al privilegio del idioma
          oral, también se evidencia una imposición adultocéntrica en la que los infantes tie-
          nen poca capacidad de decisión. Aun cuando terapeutas y familiares se inclinen por
          las señas, no parece haber algún mecanismo de consulta a quienes son objeto de las
          decisiones lingüísticas. De hecho, varias madres declararon acceder a esta «opción»
          con desconfianza y sin mucha esperanza. El cambio de perspectiva puede suceder
          pronto o luego de períodos de «prueba» más largos, sin embargo, al fin sucedió:

                Yo decía: «ay, es que está muy lejos, es que… y otro día fui a un congreso que se llamaba «lengua
                de señas, otra opción para mi hijo». Yo fui al taller, entonces yo ya empecé como que, no, pues es
                que es buena opción para ella (su hija) y allá en comunicación humana la dan de alta de terapia y
                la mandan a otra terapia donde era vocalización y era lengua de señas y yo dije: «bueno, yo ya la
                tuve ahí como de relleno» porque yo ya había venido al IPPLIAP. El primer día que llegué aquí
                (al IPPLIAP) quedé asombrada porque yo estaba en esta misma banca esperando con mi hija y
                me dijeron: «oiga señora, es que va a haber un simulacro, ¿nos quiere acompañar con su hija?»,
                no sabía qué hacer y me llevan aquí al patio y hasta me pongo chinita de acordarme porque dije:
                «¡¿todo eso va a ser mi hija?!», porque estaba todo el patio lleno y entonces empezó el simulacro
                y bajaron todos los niños entonces empiezan a explicar que el sismo y yo veo cómo explican todos
                los niños enseñas y dije o sea: «¡wow!, por qué me voy a estar con que ella hable y hable si con las
                señas puede hacer su vida normal» (Ofelia, madre de Paulina, joven sorda).

                Yo casada con el método auditivo verbal… pues una terapeuta de mi hija me dijo: «mira Lourdes,
                conozco una escuela que es muy buena, se llama IPPLIAP, llévala, no te cierres, por experiencia te
                lo digo». Pues yo llegué al IPPLIAP, me hablaron hasta los 3 meses, la empecé a llevar, me obliga-
                ron a tomar el curso de lengua de señas, porque si yo no entraba al curso, Denisse no entraba a la
                escuela. Me acuerdo de que Iván fue mi primer maestro en el IPPLIAP. Él me decía: «¿y qué?, ya
                la enseñó a decir pato, pato cuac, cuac, cuac ¿y qué es pato?, pregúntale qué es pato a ver si te sabe
                decir el concepto». Yo tomaba la clase, los veía y decía: «¡ay!, qué no entienden que el método audi-
                tivo dice que… y por qué todos los niños traen aparatos y por qué…» pues ahí estuve como 6 meses.
                Iba a ser el día del niño: «señora, venga que Denisse tiene que decirle algo» y Denisse me empieza a
                decir señas y le digo a la maestra: «¿qué le dice?», y me dice: «¿pues que no ha ido a la clase de señas?
                Muy básico: lo que Denisse le está diciendo es que quiere un vestido verde para que cuando venga a
                la fiesta se vea muy bonita…» y le dije: «¡¿ella le dijo todo eso?!, ¡de verdad!», ahí me di cuenta de
                que Denisse era muy feliz, de que Denisse era aceptada (Lourdes, mamá de Denisse, joven sorda).


                 Además del IPPLIAP, otras instituciones de educación básica como algunos
          Centros de Atención Múltiple (CAM) figuran como parte de los sitios de primer con-
          tacto con las señas. 129  Varios alumnos que estudiaban el bachillerato en el Centro


          129   Los CAM son escuelas de nivel básico adscritas a la Secretaría de Educación Pública. Su objetivo es atender la deman-
              da de educación para personas con distintos tipos de discapacidad. Algunos CAM son mixtos, mientras que otros se han
              enfocado en recibir a alumnado con un tipo específico de discapacidad, como sucedió con el CAM 17.

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