Page 266 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        que finalmente hablara de manera oral) la misma terapeuta del INR que llevaba el
        control de su proceso le recomendó la opción de la LSM. Esta sería una experiencia
        más que manifiesta la centralidad de los métodos orales, frente a la posición secun-
        daria que ocupan las señas al interior del INR. En una época más reciente, dentro del
        INR se han implementado cursos de LSM para padres y madres de familia. Casi a la
        par de Gisela, Cristina tuvo sus primeros aprendizajes de señas en dicha institución,
        aunque para ella como madre inicialmente no fue una opción de la que estuviera
        realmente convencida y aceptara, hasta que se percató cómo las señas estaban per-
        mitiendo a su hija comunicarse y adquirir conocimientos:

             — Entonces, ¿tú dónde comenzaste a aprender lengua de señas?
             — Haz de cuenta que de pronto la maestra me sugirió las señas, para esto ella misma estaba
             abriendo un taller de lenguaje (sic) de señas en el mismo instituto (de rehabilitación) con otras
             mamás y pues me invitaron a mí también. Ellas ya tenían más tiempo porque ya había empezado
             el curso, tenía un par de meses, pero como a mí no me interesaba, yo no lo había tomado y ya
             cuando me platicó, pues ya fui a tomarlo por primera vez y ahí es donde empecé… Esa fue mi
             primera interacción en las señas. Posteriormente como el mismo taller se involucró otra terapeuta
             que yo no conocía, ella trabajaba en el IPPLIAP y ella fue la que me explicó que Gisela tenía que
             ir a una escuela de sordos (…) cuando ella me explicó del por qué no era recomendable que fuera
             a una escuela de oyentes, pues es cuando yo recapacité y ella me recomendó el IPPLIAP, fui y sí:
             mi hija rápido se quedó (Cristina, mamá de Gisela, niña sorda).

               En su investigación doctoral, Pfister (2015) examina los «peregrinajes» que
        niños y niñas sordas realizan junto a sus familiares hacia el encuentro con la lengua
        de señas y más niños Sordos, ocurriendo específicamente en el Instituto Pedagógico
        para Problemas del Lenguaje (IPPLIAP) I. A. P. (Institución de Asistencia Privada)
        ubicado en la zona de Mixcoac. Por su capacidad de atracción, varias familias han
        transitado por el INR antes de llegar al IPPLIAP o incluso sucediendo de manera
        simultánea en un mismo periodo. Quizá por la distancia temporal, con lo que han
        cambiado las actividades, Pfister ubica al INR como parte medular del sistema de
        rehabilitación del país y la Ciudad de México, el cual deja al margen toda posibilidad
        de difusión de la LSM. 125  Quizá las recientes opciones fincadas a las señas constitu-
        yan una grieta y un retorno, aunque todavía marginal, a los orígenes de la ENS. 126



        125   De hecho, Liliana comenta que desde finales de los años noventa la LSM comenzó a introducirse informalmente a tra-
            vés de una materia impartida por un joven sordo que formaba parte de la Federación Mexicana de Sordos (FEMESOR),
        126  dentro de la licenciatura en comunicación humana. Posteriormente la enseñanza de la LSM se formalizó en la institución.
             Donde también se abrevó de los métodos orales, pero por su carácter fundacional, la comunidad guarda un apego
            y afecto especial con la extinta institución. Por el contrario, desde el punto de vista comunitario el INR ocupa un lugar
            periférico.


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