Page 282 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        se había apartado su pareja oyente y estaba viviendo separado de sus hijos, también
        oyentes.

               Del conjunto de personas entrevistadas, únicamente Rubén, compañero de
        trabajo de Jessica (cofundadora de IncluSor) en el gobierno de la ciudad, manifes-
        tó haber comenzado a aprender señas en un grupo distinto a los católicos y a los
        Testigos de Jehová. Se trata de la Iglesia Cristiana Interdenominacional Asociación
        Religiosa (A.R.) (ICIAR) ubicada cerca del Metro Portales: «ahí mismo en Portales
        yo aprendí en la iglesia. los viernes por la tarde y sábados…» comenta Rubén, quien
        ahora se desempeña como profesor de señas a oyentes en la misma iglesia. Institu-
        ciones religiosas como ICIAR se han introducido en la doble tarea de enseñar señas
        y evangelizar, aunque quizá con un alcance menor al de los Testigos de Jehová y los
        católicos. Tal como lo demuestra la siguiente imagen, se han convertido en un grupo
        objetivo de las religiones cristianas.


               Una forma muy diferente de comenzar a conocer la lengua de señas y a más
        personas sordas, ha sido por medio de las asociaciones. Varias de estas se encuen-
        tran dando cursos de LSM. Se trata de un rol social y simbólico, pero que también
        les ha permitido hacerse de ingresos, ante la falta de apoyos externos, públicos o
        privados. En IncluSor, al menos en los grupos con lo que tomé clases, el perfil de
        alumnos era más o menos similar al del Templo de San Hipólito y al de Colaborado-
        res LSM: especialmente mujeres, algunas estudiantes de carreras como psicología,
        odontología y educación especial, además del público en general. 134  Singularmente
        en IncluSor también coincidí con un cantante que comenzaba a integrar la LSM en
        sus espectáculos.


               Sin embargo, un perfil particular en IncluSor son los sordos postlingüistas.
        No sólo porque las fundadoras se identifiquen con este rasgo, sino también porque
        varias alumnas eran sordas postlingüistas. Al menos interactué con tres de ellas;
        mujeres que en la vida joven o adulta habían comenzado a experimentar pérdida
        auditiva y en algún momento decidieron que la LSM era una opción, como lo fue
        para Miriam.




        134   Meses antes de comenzar formalmente el trabajo de campo realicé un curso de señas al sur de la ciudad en el hospital
            Manuel G. A. González con el colectivo Colaboradores LSM. Posteriormente comencé la investigación a través de los
            cursos que brinda IncluSor y al poco tiempo comencé a asistir a los cursos que se ofrecen en el Templo de San Hipólito.
            Todo esto ocurrió a lo largo del 2018 y durante la primera mitad del 2019.


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