Page 301 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Experiencias com-ún-itarias de iniciación en las señas
ferenciación social al interior de la comunidad. Así, la identidad sorda se conserva,
pero interactúa con otras formas de asumirse como sujetos.
Familia sorda y «seguridad ontológica». El aprendizaje de un idioma supone
algo más que un simple proceso cognitivo, neurológico o lingüístico. En esta materia
la antropología y la sociología tienen por objeto analizar cómo dicho fenómeno se
inscribe en determinados marcos sociales y sus consecuentes dominios culturales,
políticos, históricos e incluso económicos. En principio, el aprendizaje de una nueva
lengua implica aprehender significados del mundo y del futuro. Comencemos nue-
vamente por la situación menos frecuente: aquella en la que padres, madres e hijos
comparten el mismo horizonte sensorial y lingüístico.
Las «señas caseras» tienden a ser un recurso comunicativo frecuente y for-
mulado orgánicamente entre el integrante sordo y sus familiares oyentes. Sin em-
bargo, también existen historias en las que, sean caseras o formalmente de la LSM,
han sido negadas por los familiares oyentes, cayendo en una suerte de «clandesti-
nidad lingüística»: «mi mamá no quería que aprendiéramos (ella y sus hermanos
sordos) lengua de señas, sino oralizar, pero cuando estábamos solos o nos escon-
díamos de mi mamá, hablábamos en lengua de señas» (Roxana). 138 Comúnmente el
«audismo» y el «adultocentrismo» se conjugan dando como resultado la imposición
del idioma de la persona oyente en su rol de padre o madre, como ocurrió con Roxa-
na y sus hermanos sordos.
Empero, el problema no se reduce a la escisión sensorial y comunicativa
entre familiares oyentes y sordos. A menudo la ausencia de ambos atributos se re-
laciona con el presagio de un curso de vida deficitario, según las expectativas de la
familia oyente. Durante uno de los múltiples programas de En Traducción se llegó
a abordar el tema. Uno de los conductores (sordo) introdujo la polémica afirmando
que la primera reacción de padres y de madres oyentes frente a un hijo sordo es
preocuparse sobre el futuro: «pobre, qué va a hacer, no va a poder manejar… luego
se van dando cuenta que sí se puede» exclamó. Los siguientes pasajes ponen de ma-
nifiesto la observación del integrante de En Traducción:
138 En el terreno de las escuelas de orientación oral, también se tiende a practicar las señas de manera oculta. Por ejemplo,
durante una entrevista colectiva con Magali, a quien conocí en IncluSor, su pareja y dos amigos que eran pareja, se
mencionó el tema. Alberto, que había vivido en España, señaló que una vez afuera de la escuela hacían señas él y sus
compañeros, pero dentro de la escuela no era posible.
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