Page 367 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Socializaciones, politización y desencantos biográficos
de nacimiento y poseen un acervo y conocimiento importante de las señas, entre
otros posibles atributos.
Si bien en 2019 técnicamente Marcela no alcanzaba el estatus de «adulta
mayor» (según las políticas públicas oficiales, que sería a partir de los 60 años) y no
se caracteriza por los dos primeros elementos de reconocimiento, sí es distinguida
por el tercero, es decir, por tener un conocimiento amplio de las señas, como demos-
tró al indicar varias señas para una misma fruta.
Su conocimiento y manejo de las señas se manifiesta en distintos escenarios;
como ella misma señala, una vez que comenzó a frecuentar a los Testigos de Jehová,
se dio a la tarea de apoyar en la corrección de algunas señas. Reconociendo su expe-
riencia lingüística, en IncluSor apoyó con la traducción de canciones del español a
la LSM (Torres, 2017). Al margen de la comunidad, sin embargo, el reconocimiento
social puede ser otro. Pese a la visibilidad que las señas y sus hablantes han ganado
en la escena pública oyente, sordos experimentados o principiantes en el idioma son
proclives por igual a ser objeto de miradas de extrañamiento, asombro, admiración
o burla:
Una ocasión en Metro Portales iba con mi amiga platicando, íbamos señando, venían tres hombres,
se nos quedaron viendo y se empezaron a reír porque estábamos «manoteando», les causó risa. De
eso me daba cuenta antes que veía muy bien, pero ahora ya no porque falla mi vista. Otro día te
voy a enseñar el papel que muestro. Entonces saqué mi papelito y se los enseñé: empezaron a leer
y ya no dijeron nada y el papel dice más o menos: «a nosotros los sordos se nos debe de respetar, no
debes de burlarte porque la lengua de señas es patrimonio de la comunidad sorda. Quizá en el futuro
tu hijo puede nacer sordo y tú te puedes arrepentir. Gracias por tu atención». El hombre joven sí
se impactó, cambió su actitud y ya no dijo nada (…) algunas personas no conocen qué significa ser
sordo y su cultura y piensan: «ah, está manoteando, parece un mono»; porque nunca en su vida han
visto a un sordo señar, porque están acostumbrados a estar con oyentes, por eso es que se burlan y
critican y el sordo se enoja, siente que lo están atacando, incluso es agresivo y pelea, insulta, pero
yo decidí de una manera educada mostrar ese papel para que dejen de criticar y burlarse (Marcela).
Las señas se defienden en las grandes instituciones públicas que rigen la
vida pública, pero también en la calle. Más de 5 décadas habrían transcurrido entre
su estancia en la escuela, donde una profesora le dijo que no estaba bien hacer se-
ñas y el episodio arriba expuesto. Con el tiempo y la socialización no sólo extendió
su acervo lingüístico, sino también construyó una imagen distinta de sí misma y de
las señas en el marco de la escena política de las lenguas. Si llegara a plasmar buena
parte de mis preocupaciones de investigación en un solo caso, recurriría a la historia
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