Page 368 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




        de vida de una mujer de aproximadamente setenta años que conocí en IncluSor. Me
        parece que su trayectoria condensa los lugares por los que he transitado por medio
        de la etnografía.


               Del conjunto de historias de vida presentadas, la de Marcela es una de las
        más amplias. No sólo por la edad, sino especialmente por el dinamismo de su tra-
        yectoria en el marco de la comunidad sorda. En casi seis décadas ha transitado por
        sitios y grupos discutidos desde el segundo capítulo: iglesias, escuelas (específica-
        mente IPPLIAP), asociaciones civiles, eventos, la comunidad LGBTTTIQ+, el Metro,
        el canto en señas, en actividades deportivas durante algunos momentos vida, sin
        dejar de mencionar el ámbito informal de las amistades y las relaciones de pareja.


               Uno de los aspectos más sugerentes es el hecho de anteponer la identidad
        sorda y la búsqueda de socialización en su idioma. Esto es, antes que definir sus prác-
        ticas y vínculos sociales en función de determinada pertenencia como la religiosa,
        Marcela privilegia la socialización como sorda. En el plano religioso, como indica,
        nunca se vio a sí misma abandonando una religión para ingresar a otra, aunque sí
        decidió alejarse del Templo de San Hipólito por «chismes». Tampoco es una contrac-
        ción o dilema, por ejemplo, alternar en su vida actual la asistencia con los Testigos de
        Jehová y acudir a eventos de la comunidad Sorda LGBTTTIQ+ a vender sus productos
        de joyería. La socialización en distintos ámbitos está animada en buena medida por
        una cuestión económica, pero también por la situación del hogar y la familia:
             Necesito ganar dinero, vender, también pues distraerme con las amigas, porque sí es verdad en casa
             es muy aburrido. Por ejemplo, si tuviera más familia, tíos, primos, podría ir con ellos a pasear o a
             venderles, pero yo estoy sola, solamente están mis hijos, pero están ocupados en sus actividades
             diarias, entonces, pues no es la misma atención (Marcela).

               A finales de junio de 2019 coincidimos en un evento para conmemorar el
        orgullo LGBTTTIQ+, justamente un día antes de la gran marcha que suele inundar
        las principales calles y avenidas de la Ciudad de México. Notaba que, además del ím-
        petu económico, eventos como este, ya sea que estén organizados por miembros de
        la comunidad o el gobierno, son contextos espacio-temporales relativamente bre-
        ves («lugares de sordos» efímeros) que propician el encuentro y la convivencia con
        otros vendedores o potenciales clientes sordos. De este modo, la fuerza del vínculo
        y la costumbre parecen imponerse a las escisiones que algunas religiones plantean.





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