Page 376 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Gabriel Tolentino Tapia




               Esto significa que, de manera personal o individual, se trascienden los gru-
        pos y las organizaciones a las que estos pertenecen para entablar relaciones. Puede
        ocurrir de manera simultánea o a partir de distintos momentos del curso de vida.
        Por ejemplo, es significativo el caso de quienes fueron Testigos de Jehová y ahora
        están participando en alguna asociación, grupo deportivo u otra colectividad laica;
        fenómeno que ocurre por igual entre sordos y oyentes señantes. En el sentido inver-
        so, también hay algunos sordos que cambiaron o se iniciaron en la religión de los
        Testigos de Jehová y prácticamente se alejaron de cualquier otro grupo de sordos
        para dedicarse a una socialización más entregada al interior de este. De hecho, des-
        de el ámbito doméstico comienzan muchas de estas rupturas, pues a la comunicati-
        va se agrega una relacionada con las creencias y prácticas, cuestión que en distintos
        modos e intensidades aleja a los sordos de sus familias.


        1. Etnografías del Estado y de la discapacidad


        Los cuatro grupos citados y sus respectivas estructuras sociales de pertenencia más
        amplias, coexisten formando parte de la misma comunidad lingüística alojada en
        la Ciudad de México. De naturaleza disímil, cada uno expresa formas singulares de
        asumirse como personas sordas. Sin embargo, dependiendo del grupo, estas distin-
        ciones son habilitadas e incluso producidas por una entidad sociopolítica particular
        de gran envergadura, a saber: el Estado. En efecto, lejos de conformar un cuerpo
        de leyes, políticas, instituciones y proyectos plenamente congruentes entre sí, el
        Estado se presenta como polisémico e incluso contradictorio. Al respecto, Mitchell
        señala: «El concepto de estado aquí defendido no pretende mostrar al estado y las
        organizaciones privadas como una sola estructura de poder integrado. Al contrario,
        siempre hay conflictos entre ellos, así como hay diferencias» (2015: 162).

               Los marcos legales, políticos e institucionales resultantes de la fragmentación
        del Estado están destinados para dar a cada grupo lo que reclama o lo que «merece» y en
        ese acto participa en la producción y reproducción de las personas sordas como sujetos
        sociales, políticos y culturales. Los casos en los que más se evidencia su influjo y contras-
        te son los de IncluSor y los vagoneros. No obstante, con los grupos religiosos también
        existe relación e influencia sobre el modo en el que el grupo se organiza y opera. Incluso
        ahí donde se niegue el encuentro entre lo religioso y lo político, la ausencia del vínculo
        social objetivo es ya una forma de relación simbólica, como se observará particularmen-
        te en el caso de los grupos religiosos y más aún en el de los Testigos de Jehová.



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