Page 39 - Más allá de la razón oyente digital digital
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en términos culturales, los mismos sordos participan de la cultura local, dando lugar
          a sordos que se definen y realizan prácticas consideradas «chilangas», «jarochas» o
          «regias». En consecuencia, la formación de «espacios sordos» precisa de una pers-
          pectiva estructural y cultural.

                 En términos personales y etnográficos, el extrañamiento que experimenté
          conviviendo con la comunidad Sorda de y en la Ciudad de México, no refiere en abso-
          luto a la ficción antropológica del extrañamiento producido por el distanciamiento
          kilométrico entre quien investiga y el grupo con el que trabaja, hoy por cierto cues-
          tionada (Fabian, 2014; Gupta y Ferguson, 2008). La cercanía espacial, por ejemplo,
          vivir en una misma ciudad, no supone una cercanía social (Wirth, 1938) y tampoco
          cultural; la otredad se manifiesta en la cercanía de las interacciones cotidianas. Sor-
          dos y oyentes nos encontramos todos los días en la calle, sin embargo, es seguro que
          los sordos sepan mucho más de la forma de vida de los oyentes que a la inversa.


                 En suma, para comprender cómo se estructura y expresa la pluralidad rela-
          tiva a la comunidad Sorda en la Ciudad de México, me valgo de la antropología sorda
          y la geografía sorda, en vínculo con la antropología urbana. Una vez ubicado en el
          enfoque disciplinar, y previo a discutir el procedimiento metodológico, planteo un
          espacio intermedio para exponer brevemente los recursos teóricos a los que acude
          esta investigación. En principio, parto de una perspectiva multi-teórica y desagre-
          gada a lo largo de los capítulos, de modo que los conceptos se discuten a la luz de
          los despliegues etnográficos y viceversa. Por lo tanto, con ánimos de no duplicar
          información, me limitaré a describir brevemente las teorías y conceptos empleados
          para comprender las distintas dimensiones de la pluralidad que se busca exponer.


                 Desde luego, son fundamentales los conceptos esgrimidos en el marco de
          los estudios Sordos. Estos se pueden dividir en dos: por un lado, los que se emplean
          para describir e interpretar las relaciones con oyentes. Son conceptos por «relación
          ambivalente», pero casi siempre negativa, es decir, expresan distintas dimensiones
          de poder, dominación, opresión o discriminación ejercida sobre las personas sor-
          das en el plano individual o colectivo como comunidad: «audismo», «audismo in-
          ternalizado», «logocentrismo/fonocentrismo», «colonialismo fonocéntrico», «oral-
          centrismo», «grafocentrismo», «etnocidio sordo» y «sordo-fobia». El otro conjunto
          de conceptos trata de expresar la posición de los sordos según sus maneras de ser
          y de hacer: «sordedad», «mundo-sordo», «espacio sordo», «epistemología sorda»,
          «cultura sorda, «ganancia-sorda» y «etnicidad sorda», entre otros. A lo largo de los



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