Page 46 - Más allá de la razón oyente digital digital
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Al poco tiempo de comenzar a participar en las actividades de la comunidad,
        comencé a hacer entrevistas, las cuales sumaron 57 en total, en las que participaron
        71 personas: 7 colectivas y el resto individuales. Las colectivas ocurrieron así por
        varios motivos. Entre los Testigos de Jehová no había mucha disposición de tiempo
        luego de las reuniones semanales, por lo que convenimos hacer dos sesiones de
        entrevista grupal con jóvenes sordos. Además, representantes de la misma organi-
        zación religiosa me permitieron efectuar una entrevista en la que fui atendido por
        integrantes del área general de relaciones públicas y difusión, así como de traduc-
        ción e interpretación. También entrevisté a dos «siervos ministeriales» (represen-
        tantes de la congregación de señas) en conjunto. Otra sucedió por casualidad: el día
        acordado acudieron unas amistades a la casa de la persona que iba a entrevistar, por
        lo que orgánicamente se unieron a la entrevista.

               En el Templo de San Hipólito también realicé una colectiva en acuerdo con
        Jorge, el intérprete de señas y Georgina la representante de la pastoral. El objetivo
        fue que en conjunto se animara la conversación sobre relatos de vida personales e
        historias colectivas. Finalmente, realicé una entrevista a una familia sorda de cuatro
        integrantes: padre, madre y dos hijas. La mayoría fueron hechas a personas sordas
        y un porcentaje menor a oyentes en su papel de familiares, representantes de ins-
        tituciones (escuelas, religiones) e intérpretes de LSM. Las entrevistas se distribu-
        yen entre los cuatro grupos principales del estudio, otras instituciones aparte, por
        ejemplo, escuelas e iglesias, y personas que conocí por mi cuenta en algún evento o
        que me fueron presentadas por alguien más. La mayor parte fue realizada a adultos,
        luego jóvenes, cubriendo un rango de edad de los 16 a los 81 años.

               La comunicación fue un elemento destacable de principio a fin. Por un lado,
        además de hacer observación participante, trabajar con personas sordas implica
        realizar «observación comunicativa» porque la LSM es una lengua primordialmente
        visual, de modo que durante muchas actividades pasé periodos de silencio, comu-
        nicando con las manos y aprendiendo la centralidad de los gestos para la comuni-
        cación, prescindiendo de la voz y de la escucha. De acuerdo con Herzfeld (2009),
        atender al lenguaje que se expresa desde la corporalidad, significa penetrar en la
        «intimidad cultural»; aquella esfera en la que es posible conocer los detalles de la
        vida de las personas. Sin embargo, entre los sordos, la expresión corporal, incluidos
        los gestos, no se ciñe al ámbito de la vida privada o comunitaria; por el contrario,
        son igual de públicos, se manifiesta su cualidad comunicativa en todo momento y
        lugar. Lo cierto es que, al salir de estas actividades, el contraste ruidoso de la Ciudad



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